martes, 6 de octubre de 2015

De ocupación: escudero


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Una rápida respuesta al Sr. Juan Sheput, opinólogo omnipresente que acaba de publicar un artículo en El Montonero, defendiendo a capa y espada a Mario Vargas Llosa y condenando a quienes lo hemos criticado por sus últimas declaraciones y postura política. 

En primer lugar Sheput se equivoca de plano al mezclar los méritos literarios de Vargas Llosa, que nadie discute, con sus opiniones políticas. Está recurriendo a una muy conocida falacia argumentativa conocida como "magister dixit" o argumento de autoridad. Es decir, lo que dice Vargas Llosa tiene que ser respetado y venerado por ser un Nobel. No señor. Que sea un Nobel de Literatura no impide que sea un perfecto idiota para todo lo demás, y en particular en política. Lo han demostrado muchos literatos que terminaron comprometidos con dictaduras abyectas o cegados por odios y pasiones. Por ejemplo, nadie puede respetar las enfermizas posturas antinorteamericanas de Chomsky, ni el apoyo de Sartre a los comunistas o los elogios de Borges a las dictaduras o la veneración de García Márques a la nefasta dictadura de los Castro, por mencionar algunos.

En segundo lugar, resulta infantil disculpar a Vargas Llosa por no hablar del actual gobierno. Se puede decir que es un cobarde al no querer ocuparse del gobierno que ayudó a llegar al poder. Es lo primero que tendría que hacer si tuviera decencia política. Dar la cara por el gobierno que apoyó en campaña es lo mínimo que le corresponde si quiere hablar de política, antes de ocuparse de los demás. Que empiece con el gobierno en lugar de seguir con su cansada cantaleta antifujimorista repitiendo los mismos archiconocidos insultos contra Keiko, a quien sigue confundiendo con su padre. Ese no es el rol de un intelectual. Es la crisis de un paciente psiquiátrico. 

Dice Juan Sheput: "Los insultos que recibe Mario Vargas Llosa en las redes sociales demuestran la situación de decadencia que padecemos y, sobre todo, nuestra claudicación en el arte de polemizar o tener cierto oficio en el debate público". Y le pregunto al Sr. Sheput: ¿Qué ha hecho Mario Vargas Llosa además de insultar? ¿Con quién ha polemizado? ¿Qué argumentos ha expuesto? ¿Exponer sus viejos odios y rencores contra el fujimorismo de los 90 es un argumento político hoy? Lo que habría que decir más bien es que los insultos que sigue soltando Mario Vargas Llosa solo demuestran el nivel de su decandencia política y moral. Y si recibe respuesta, es porque se lo merece.

Por último, lamento que Juan Sheput haya decidido retomar su rol de escudero, ejercido durante tanto tiempo y con abnegado esfuerzo para defender al impresentable de Alejandro Toledo mientras aun estaba en posiciones de poder. Parece que Sheput ha decidido convertirse en escudero de Mario Vargas Llosa apelando a sus conocidos artilugios, falacias y acobracias retóricas. Le deseamos suerte en su nuevo papel, aunque viejo oficio. 

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