viernes, 30 de octubre de 2015

Abugattás resume a la CVR


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Como todo buen cobarde incapaz de reconocer sus errores, Daniel Abugattás cubrió su clamorosa complicidad en la incursión senderista al interior del Congreso atacando a todo aquel que le exigía una explicación. Desde luego, ningún sector más indignado con este agasajo al terrorismo que el fujimorismo, sector identificado con la lucha antisubversiva y la derrota del terrorismo, diga lo que se diga. Por lo mismo, el delirante congresista Abugattás, ampliamente conocido por su precariedad mental y frases estridentes, no tuvo mejor idea que ocultar su padrinazgo del show senderista en el Congreso que cargando contra el fujimorismo.

Las infelices frases de Daniel Abugattás que colmarían un capítulo entero en el libro de las mayores estupideces pronunciadas en el Congreso, deberían merecer indiferencia a estas alturas. Pero hace falta responderlas porque son una afrenta a todo peruano bien nacido. No es un descargo a favor del fujimorismo sino de la verdad. El fujimorismo tendrá oportunidad de responder, si estima necesario, la imbecilidad de Daniel Abugattás. Tarea que ya resulta bastante agotadora. Lo mejor que podrían hacer es una ley que permita al ONPE exigir un examen mental a todo candidato al Congreso.

En síntesis, lo que dijo el impresentable barbudo fue que el fujimorismo es igual que Sendero Luminoso porque ambos recurrieron a la violencia para imponer su ideología. Yo hasta ahora sigo preguntándome cuál es la ideología del fujimorismo. En estos días ya ni siquiera se sabe cuál es la ideología del Apra o incluso de la izquierda. El fujimorismo nunca ha propugnado la violencia como método político, como sí lo hizo la izquierda delirante por décadas. No cabe duda que a la violencia hay que responderle con violencia. Y eso fue lo que hizo el Estado peruano desde 1980, cuando dos facciones de izquierda le declararon la guerra al Perú. Las fuerzas del orden fueron a enfrentar a las hordas salvajes de dos grupos de izquierda que tomaron las armas y la dinamita. Fue el presidente Alberto Fujimori el que dio fin a diez años de violencia y pacificó el país. ¿No sabe eso Daniel Abugattás?

Todo peruano bien nacido debería conocer la historia para no ser sorprendido por estas sanguijuelas que hoy tienen el cuajo de meterse al Congreso para pedir la libertad de Abimael Guzmán. El congresista Daniel Abugattás ha sido cómplice del terrorismo que apela a engañosos recursos como un inocente agasajo a un líder muerto para meterse de contrabando a dar sus proclamas subversivas. Todo esto deja en evidencia dos cosas: primero: que la izquierda peruana fue y hoy sigue siendo parte del terrorismo. Es decir, solo hay dos clases de izquierda: la terruca y la pro terruca. Y en segundo lugar, deja claro que hay tontos útiles del terrorismo que por ignorancia o estupidez acaban apoyándolos.

Este affair terrorista en el Congreso ha revelado en breve la historia reciente del Perú. Allí están al fresco todos los integrantes de la coalición del mal: los terroristas, los pro terroristas y los idiotas de siempre que juegan como tontos útiles. El Diario Uno, digno representante de la cloaca de la izquierda no desaprovechó la ocasión para colocar en portada el gran titular: "Sendero y fujimorismo están al mismo nivel". Lo cual está en linea con la misión de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, la nefasta CVR, que justamente llega a la conclusión que tanto el Estado peruano y sus FFAA cometieron tantos crímenes como Sendero Luminoso. Más aun, responsabiliza con mayor énfasis al Estado y sus FFAA y les exige arrepentimiento y reparaciones, sin decir una sola palabra de reproche contra la funesta izquierda peruana que durante 3 décadas predicó la violencia a la par que sus congéneres en toda Latinoamérica.

El guión de la izquierda pro terruca, es decir, los progres y especialmente los caviares que detentan el poder mediante sus ONGs con su acceso al gobierno desde el paniagüismo-toledismo en adelante, es lavarle la cara a la izquierda y tirarle el muerto al fujimorismo y los militares para que ellos paguen el pato. El informe de la CVR consolida ese guión. La resurrección de Sendero Luminoso mediante sus organismo de fachada y el apoyo de viejos líderes radicales como Ricardo Letts -y el mismo César Lévano- se suma a la liberación de los terroristas para armar un nuevo frente de izquierdas que incorpore a los terroristas en el futuro. Para ello se cuenta además con el relato retorcido de la historia por parte de la CVR, y con la consolidación de clichés generados por las ONGs de DDHH pro terrucas culpando al fujimorismo y convirtiéndolos en el demonio a combatir.

Esta es toda la importancia de responder a la imbecilidad de Daniel Abugattás. Lejos de preocuparse por la incursión de Sendero Luminoso en el Congreso, pretende convertir al fujimorismo en grupo terrorista. Así fue como esta plaga de incompetentes nacionalistas llegó al poder. Las mentiras funcionan bien cuando se repiten una y otra vez. Alguna vez el MRTA trató de tomar el Congreso por las armas. Hoy Sendero Luminoso lo hace sin armas gracias al apoyo de los idiotas que hay adentro y que llegaron en la combi nacionalista. Pero lo peor de todo es que podrían incluso tomar el poder con el concurso de medios como La República y Diario Uno, además de las redes que manejan las ONGs pro terrucas como IDL y muchas otras. Hay que estar atentos y que el terrorismo de la izquierda no siga aprovechándose de los tontos.

jueves, 29 de octubre de 2015

Basta de populismo estatista


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Fuente original: El Montonero

Toda la evidencia histórica y la comprobación fáctica nos indican que el Estado es un desastre en cualquier cosa que haga, sea seguridad, educación o salud. Los modelos políticos estatistas han fracasado en todas partes, incluyendo el Perú. Podemos decir pues que está científicamente probado que el Estado es negligente por naturaleza y que el estatismo lleva al fracaso. Sin embargo, nuestra clase política sigue predicando más Estado, en una actitud populista e irresponsable que solo puede tener explicaciones psicológicas. Ya estamos llenos de organismos públicos y de leyes que le otorgan el control al Estado para solucionar cada problema de la vida y meterse en todos lados, desde las malas universidades hasta los malos partidos políticos. Solo falta que hagan leyes para regular cómo se pide una pizza en el hogar, alegando, por ejemplo, el fortalecimiento de la democracia familiar y la promoción de la conciencia democrática. Nunca falta esta clase de retórica hueca para justificar cualquier despropósito.

Veámoslo de este modo: el Perú sigue una senda de crecimiento sostenido desde hace unos 20 años, que siguieron a 20 años de decadencia sostenida. ¿Cómo ocurrió esto? ¿Son solo externalidades? ¿Es que al fin aprendimos a elegir buenos gobernantes? Nada de eso. Toda la diferencia entre una época y otra es el rol del Estado. Desde el gobierno del general Juan Velasco Alvarado (1968-1975), el Estado asumió la dirección de todo. La burocracia decidía cuánto iban a costar el pan, la leche, el azúcar, el aceite, etc. Además, el Estado manejaba empresas en todos los sectores de la economía, desde hoteles y cines hasta supermercados, controlaba a la prensa y regía la vida.

Con ese modelo estatista, sumado a las genialidades de un Alan García en fase de revolucionario antiimperialista, más la acción del terrorismo engendrado por la iluminada izquierda peruana, llegamos a la gran crisis de 1990 que por poco nos saca del mapa. Entonces llegó la Gran Transformación. Alberto Fujimori tuvo el coraje -que es lo primero que hay que tener en la vida- de transformar todo el esquema errático del país de un solo plumazo. Sacó al Estado del rol preponderante que tenía, se eliminaron las empresas públicas y se liberalizó la economía para que sea la realidad del mercado y no los burócratas los que pusieran los precios. Se abrieron las fronteras para competir en el mundo, y el libre comercio nos colocó en la senda del progreso. Estos 20 años de crecimiento continuo son fruto de esos cambios, y así pudimos salir de la crisis, reducir la pobreza y alcanzar bienestar. Pero esto debe seguir porque aun nos falta mucho por delante.

Es el tamaño y el rol del Estado lo que ha determinado si vamos al despeñadero o al crecimiento. No es tanto lo que hace un gobierno. Gracias a las transformaciones estructurales de los 90 el Perú goza por ahora de salud, tanto que puede soportar un mal gobernante sin que le haga mella. Pero hay que tener cuidado y vigilar de cerca el crecimiento del Estado. Poco a poco la demagogia populachera nos está llevando a otorgarle al Estado más y más poder con el mito del "control". Los enemigos de la libertad, que emplean el disfraz de justicieros apelando a una falsa, idílica y utópica "igualdad social", están ansiosos por volver al modelo estatista solo por estupidez ideológica, están locos por hacer su Gran Transformación para volver al pasado funesto de una economía dirigida por burócratas iluminados, donde una plaga de sociólogos hará el “ordenamiento territorial” para determinar dónde se puede hacer minería, qué industrias necesitamos instalar para cumplir el sueño de una “diversificación productiva”, y poner fin al libre comercio para “proteger” nuestra industria nacional. Esta película ya la vimos.

Afortunadamente los desquiciados que pretenden volver al pasado estatista no tienen ninguna aceptación electoral. Pero hay que tener cuidado con los candidatos populacheros y demagogos que dicen “tanto Estado como sea necesario”. Primero que arreglen el desastre que ya es el Estado incompetente y corrupto. Seguimos esperando la reforma del Estado. Y si no pueden, entonces hay que reducirlo antes de que nos siga frenando cada día más. Lo que deben entender todos es que ya no podemos seguir aumentando el Estado. Es hora de reducirlo.

domingo, 25 de octubre de 2015

Shhh! No digas liberal!




Escrito por: Elvis Occ

Conversando sobre la falta de un verdadero partido de derecha y no las forzadas imitaciones que hay por allí –algunas tan falsas que deberían decir “made in china”- alguien nos dijo que no deberíamos ni tan siquiera mencionarlo. Que espantaría a la gente. Cosa que algunos creemos no es cierto. Sin embargo hasta recalco este bien intencionado contertulio, que ni la palabra liberal era bueno nombrar. Caramba! Entonces nos disfrazaremos y bailaremos al ritmo que nos toquen, como si estuviéramos en el Carnaval de Rio. Al final ganara el que parezca menos lo que en realidad es o el que resulte ser menos de lo que no sabíamos en realidad era. Favorecer el embuste para conseguir la verdad no funca. Y para los cultileidos ahí les va esta de Albert Camus: “En política, son los medios los que justifican el fin, nunca el fin a los medios.”

Si el colectivo, asociación, ong o partido tiene como pilares de su organización y funcionamiento ideal, preceptos o tendencias políticas de derecha, estipúlenlo así. Que no les vendan la receta de “una talla para todos”. La base de toda organización debe su fortaleza a la verdad y la lealtad para con sus principios rectores. Que no se caiga en lo que el comediante Groucho Marx decía: “Estos son mis principios, pero si no te gustan tengo otros más.” Por eso ya no llama a sorpresa ver que conforme se acercan las elecciones algunos partidos y candidatos presidenciales asuman posiciones políticas distantes a sus raíces, a sus convicciones. Dependiendo del lado del que tus simpatías se ubiquen podríamos decir que es mera estrategia política o simplemente otra de las tantas estratagemas electorales.

Si en estas justas electorales no aparece un partido o un candidato genuinamente de derecha, lo más probable es que un buen día despertemos gobernados por una camarilla de los mismos indeseables de siempre. La única diferencia será la adición de nuevos rufianes, con polo multicolor y discurso cambiado. Con favores que devolver y coimisiones que cobrar. En suma, lo único que podría ser cierto no asoma hasta el día de hoy, lo más probable es que caigamos en la trampa de siempre –y lo que es peor-  a sabiendas, lo que es insultante. Terminaremos votando por un candidato que pensábamos era lo que creíamos y que ahora dice ser otra cosa, pero que debemos creer en el fondo no es tal. Esa no es garantía suficiente de honestidad para alguien que pretende gobernar un país. No es un buen comienzo, aunque si podría ser el preludio a un final catastrófico, pero por Dios, no usemos la palabra liberal.

www.elvisocc.org 

viernes, 23 de octubre de 2015

El reality show de Ollanta y Nadine


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La verdad es que ya no sabemos si lo que hay en palacio es un gobierno o un reality show. La pareja Humala-Heredia es más digna de un programa cómico lleno de errores y estupideces, salpicado de frases estridentes, antes que de un gobierno nacional. Esto se veía venir desde el mismo día en que Ollanta juró por el fantasma de la Constitución de 1979. En verdad, conociendo el nivel mental de Ollanta Humala, se esperaba algo mucho peor. Que este gobierno haya llegado al nivel de una simple comedia de errores todavía es algo que debemos agradecer aliviados. Nunca hubo un gobierno tan patético, al punto que está acabando sus días en absoluta descomposición. Su partido y su bancada se desmoronan cual castillo de arena, los expedientes de investigación en su contra se acumulan mientras la primera dama se sigue creyendo la reina Letizia.

Hablando en términos psicológicos, no me cabe duda de que se trata de una pareja psicótica. Ambos tienen un lazo psicótico que los mantiene unidos y se dependen mutuamente para subsistir de un modo curioso. Para la ciencia, el caso de Nadine y Ollanta debería merecer interés, pues se trata de un parasitismo mental similar a los observados en otras especies. Nadine ha convertido a su marido en un zombie a través del cual actúa dictando su voluntad y haciéndole creer a Ollanta que él toma las decisiones. Y esto ocurre desde el locumbazo, según ha narrado la misma Nadine en COSAS. Eso explica la omnipresencia de Nadine en el entorno inmediato de Ollanta. Aunque ella alega que solo apoya a su marido, no es verdad. Ella actúa a través de su marido, quien es apenas un cascarón hueco donde resuena el eco de la voz de Nadine. Ella maneja los hilos de Ollanta y siempre fue así. Es una forma de simbiosis perversa.

Desde otro lado, el caso de Nadine se aprecia como una obsesión desmedida por el figuretismo y la ambición de poder que la lleva a sentirse emperatriz. Detrás de ella está su marido, el presidente en apariencia, luego tiene su corte de vasallos y chupamedias que la ensalzan y glorifican. Su aparición reciente dando un mensaje a la nación para hablar de ella misma, da muestras claras del grado de narcisismo que padece, es decir la soblevaloración de su propia persona. Lo curioso es que se paró ante las cámaras que transmitían en vivo sus palabras en cadena nacional, para decir que ella era una simple "ciudadana de a pie". Con eso deja en claro que es una cínica o considera a todos una tira de imbéciles. Ella sabe muy bien que no es una "ciudadana de a pie", en primer lugar porque nunca camina más que de la camioneta 4X4 a su casa o a palacio, y siempre escoltada por seguridad. 

Y precisamente porque no se considera una ciudadana de a pie, Nadine Heredia ha tenido la desfachatez de salir a pechar al Tribunal Constitucional, una de las instituciones pilares de la nación. Esto solo revela el grado de su delirio. Su mensaje fue una parodia de victimización donde escenificó una farsa patética. O bien la señora ha cruzado el umbral de la demencia y ya no se da cuenta de su verdadera condición y de la realidad que la rodea, o en su defecto, se trata de una grandísima cínica que pretende manipular a toda una nación con sus embustes. Y yo creo esto último. Nadine Heredia se mostró indignada porque el TC no la blindó, como sus amigos del PJ. Dijo estar decepcionada y en el tono más achorado la emprendió contra todo el mundo, empezando por el TC y, para variar, contra el fujimorismo, en especial contra Keiko Fujimori, a quién, nuevamente para variar, le recordó los años 90, el lugar común de todos los politiqueros mediocres que creen que con ese simple recurso gastado basta para respondele cualquier cosa a Keiko. 

Después del show de su crisis histérica, Nadine Heredia ha dado finalmente evidencias de culpabilidad. ¿Porque a qué viene tanto alboroto si es inocente? Todo lo que ha hecho el TC es permitir que ella sea investigada. ¿Tiene algo que ocultar Nadine? ¿A qué le teme? Nadie la ha declarado culpable ni la ha mandado a prisión. Todo lo que ha hecho el TC es permitir que una institución pueda hacer su labor, desatándola porque un corrupto Poder Judicial la había maniatado para impedir que investigaran. Es decir, lo que Nadine esperaba era consolidar el escenario de la mafia existente entre fiscales archivadores y jueces comprados, que es lo que ha venido imperando en este país durante los últimos años, convirtiendo a todas las instituciones en fachadas de cartón.

Y todo esto ocurre en un gobierno que hizo campaña con la cantaleta de la lucha contra la corrupción, que es el común denominador de todos los politiqueros en campaña desde hace 30 años. La novedad es que acá tenemos un presidente zombie, una primera dama que ha usurpado el poder y que además se cree la reina de Perusalén. Ya llega la hora de su final, el carruaje pronto se convertirá en calabaza y sus pajes en ratones. Veremos cómo enfrenta sus juicios cuando ya no tengan amigos jueces que los vean como futuros aliados en el poder y cuando ni los caviares se interesen por ellos. En unos meses Nadine Heredia sabrá realmente lo que es ser una ciudadana de a pie.

martes, 20 de octubre de 2015

El desgobierno en picada


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Las últimas movidas del gobierno de Nadine han sido posar para la foto. Primero mostrándose como una familia piadosa, vestidos todos de morado para recibir a la procesión del Señor de los Milagros, con los niños incluidos en el montaje. Al día siguiente aparecieron en un mega evento burocrático diseñado solo para que la parejita presidencial pudiera posar como los más grandes benefactores del pueblo en toda la historia. Sin ningún reproche presupuestal, decidieron utilizar el costoso recinto del Centro de Convenciones recién inaugurado para montar su circo de la Inclusión Social, una especie de feria de programas sociales donde el público podrá apreciar la generosa bondad del régimen.

Paralelamente, el gabinete regentado por un cada vez más desquiciado Pedro Cateriano, cocinaba la ofensiva política en desesperado intento de proteger a la primera dama, porque de eso se trata después de todo. El gabinete en pleno apareció en pantalla como una banda de injertos para desafiar a toda la clase política con mensajes incoherentes. Era obvio que se venía algo pero no lo dijeron. Solo armaron el show para advertir que si censuran a su ministro las elecciones peligraban. ¿Cómo así? Nadie pudo entenderlo. Con cara de pitbull en celo, Cateriano se limitó a quejarse de que ahora ya no tenían "mecanismos de defensa" constitucionales, es decir, ya no podían disolver el Congreso.

Recién esta mañana supimos la razón de tanto show y tanto palabreo. La procuradora especial para el lavado de activos, Julia Príncipe, que había acogido la investigación de las agendas de la primera dama fue destituida. Primero fue la censura a la que trataron de someterla para que no diera declaraciones a la prensa, ahora simplemente la echaron. Y todo por proteger a la primera dama. No hay más razones. Detrás de todo está Nadine Heredia que sigue demostrando que ella tiene el poder. De otro modo nadie entiende cómo un gabinete de políticos puede ser tan torpe, llegando incluso a la estupidez, de arriesgarse a una censura de gabinete. ¿Para qué? ¿Por una procuradora?

La verdad es que no sorprende la torpeza con que actúa este gobierno en el campo político. Nunca supo dialogar. Su método es la confrontación abierta con discurso inflamado, lleno de insultos a toda la oposición. Es el típico modelo de la izquierda barata latinoamericana, sustentada en la matonería y el abuso del poder, desde Cuba y Venezuela hasta Ecuador, Bolivia y Argentina, La diferencia es que ellos si tienen poder político, partidos y grandes movimientos sociales que los respaldan, además de mayoría en el Congreso. Pero el gobierno de Nadine Heredia no tiene nada de eso, su partido se cae a pedazos y cada semana alguien deja su bancada. Los mastines que tiene en el Congreso son una tira de idiotas incapaces de articular un mensaje. ¿En qué se sustenta este gobierno hoy?

Para colmo el hermanísimo Ilan Heredia compareció ante la comisión del Congreso que investiga el caso de las agendas y no quiso responder, acabó comportándose como un matón de barrio, insultó a los congresistas y se fue riéndose y amenazando a todos. ¿Pero qué se creen estos payasos de los Humala y los Heredia? ¿Creen que están en su chacra y pueden hacer lo que les viene en gana? Todo esto ya se pasó de la raya. Ojalá que el Congreso decida darles una lección y censure al gabinete en pleno. Esto es una democracia, no el imperio de los Humala-Heredia. 

Que se vayan a sus casas por cretinos y que el próximo gabinete esté presidido por alguien que tenga pantalones para no dejarse manejar por la primera dama. Aunque eso está difícil. Solo queda esperar que este gobierno se largue de una vez y que los peruanos nunca vuelvan a votar por una banda de trepadores sin trayectoria, respaldados por una izquierda siempre resentida e irresponsable.

lunes, 19 de octubre de 2015

COLÓN Y LA HIPOCRESÍA PROGRESISTA


Por: Richard O. Campos Villalobos

Hace 523 años Cristóbal Colón llegó a una solitaria isla del Caribe marcando el inicio de un vasto proceso cultural. Para entonces, España -y Europa entera- estaba asediada por el imperio otomano que les cortó las rutas comerciales entre Europa y el Extremo Oriente, por lo que trataron de solucionar el problema buscando nuevas rutas. Así, imprevistamente, hallaron un nuevo continente y la historia cambió. El resto es harto conocido.

Muchos resentidos sociales salen por estas fechas a vociferar sus odios y medias verdades, diciendo que América no fue descubierta sino invadida y saqueada. Usando el español para lanzar sus imprecaciones contra España y no una lengua aborigen, pedirán que se respeten los derechos de indígenas y pueblos originarios mientras aprovechan la invasión tecnológica que nos sigue llegando desde afuera. Ni siquiera son conscientes de su incoherencia y doble moral cuando rechazan lo español por foráneo, pero utilizan su cultura y se agachan a adorar al dios que trajeron los españoles, en lugar de seguir adorando a la pachamama.

Esa incoherencia progresista es producto de la ignorancia de la historia y del marxismo que en otros ámbitos creen profesar, porque nadie mejor que Marx para defender la violencia como la eterna partera de la historia. Siguiendo las enseñanzas de Marx, los comunistas arrasaron con pueblos enteros pisoteando su cultura y asesinando a sus clases dirigentes. Lo mismo que pasó acá con Sendero Luminoso. Pero las condenas del progresismo al imperialismo opresor y al colonialismo solo se refieren a España y a los EEUU. Nunca dirán nada de las hordas comunistas que barrieron con millones de seres humanos, ni con la invasión del comunismo en nuestra cultura, impuesta como la última moda intelectual de los ilustrados del mundo.

Sin embargo, estos nostálgicos del buen salvaje sufren como plañideras de parroquia cuando se trata de lo que llaman “pueblos originarios”. Les molesta que los españoles vinieran con la espada pero no con la cruz y la Biblia. Callan el que los incas invadieran tierras ajenas para formar su inmenso imperio con letales macanas, hablan de exterminio masivo de indígenas y se quejan de la Santa Inquisición, pero no recuerdan las exquisitas costumbres aztecas de despellejar vivos a sus víctimas en tenebrosos sacrificios humanos que culminaban con la extracción del corazón vivo del pecho. También obvian el hecho de que el 75% de las muertes de indígenas se produjo por enfermedades, algo que es completamente ajeno a la voluntad y totalmente natural en este mundo de plagas.

No voy a negar la historia ni las muertes, pero tampoco puedo negar la extraordinaria herencia que en la sangre y en la vida existen por parte de ambas culturas, el salto cualitativo que sufrió la cultura local al hacerse con conocimientos y tecnologías que de otro modo hubieran seguido ignorando por varios siglos más. Es esa falsa moral de sufrir por algo que pasó hace más de 500 años, lo que nos impide reconocer y valorar nuestro espacio cultural en el presente. Esa pose ridícula de querer buscar enfrentamientos y revanchas 500 años después, solo puede ser propia de un progresismo decadente y fariseo en busca de causas disfrazadas de justicieras. Es lo que el progresismo necesita para asegurar su agenda ideológica y seguir con la monserga del fracaso por culpa de otros. Esa es su única bandera intelectual y el veneno espiritual contra nuestra juventud, es lo que les impide reconocer que nuestros problemas se deben a nosotros mismos, a la gente que como este progresismo decadente y pretencioso, es incapaz de reconocer su propia naturaleza y anda en busca de culpables a quién linchar.

viernes, 16 de octubre de 2015

El extraño caso del muñeco parlante


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Ollanta Humala pasará a la historia como el primer caso en que un muñeco parlante accede a la presidencia, porque eso y no otra cosa ha resultado ser Ollanta, una especie de robot programado para llegar al poder sin saber por qué ni para qué. Alguien le metió en la cabeza a Ollanta que tenía que ser presidente. Parece ser que este mensaje le fue inoculado por su propio padre a muy temprana edad, y con ese objetivo fue inscrito en la academia militar. Es decir, Ollanta Humala ni siquiera quería ser militar, pero acató los designios del padre. Más tarde sería Nadine Heredia la nueva programadora mental de Ollanta y la que culminó esa aventura diabólica, no tanto para hacerle un servicio a la nación sino para aprovecharse del poder colocando a su marido como un títere. En esa tarea es claro que le ganó la mano a su suegro, a quien finalmente desplazó junto a su cuñado Antauro. Es decir, Nadine Heredia les robó el proyecto a los Humala. 

Para nadie era un secreto que Nadine Heredia era el motor de la campaña nacionalista, como lo fue en el locumbazo. Fue ella la que corrió al rescate del soldado Ollanta perseguido por las tropas. Si bien entonces los planes demenciales de los hermanos Humala Tasso para tomar el poder venían dictados por su trastornado padre Isaac, el destino colocó a Nadine Heredia en el medio. Ella tomó las riendas del proyecto sacando del camino a los Humala y adueñándose del títere. Enseguida fue Nadine la que dirigió la campaña, tal como se consigna al detalle en las agendas hoy descubiertas. Ni siquiera el embarazo la detuvo. Apenas dio a luz a su último hijo, lo dejó al cuidado de la nana y se montó en el camión de campaña. No se perdió ni un solo viaje, ni una sola presentación pública ni dejó de figurar en el estrado. Su sonrisa y mano en alto fueron parte de toda foto.

El afán de poder no tenía límites. Y mucho menos principios. Por eso fue tan fácil para Ollanta tirar a la basura la doctrina inicial de su partido y cambiarla radicalmente. Así pasó de un delirante nacionalismo velasquista pro chavista, un nazismo andino cercano al socialismo del siglo XXI, con sus clásicas monsergas antinorteamericanas y anticapitalistas y con los mismos insultos inflamados al FMI y al TLC de cualquier panfleto izquierdista, a convertirse en una especie de perfumado Bill Clinton criollo, bajo la asesoría de la mafia brasilñera, no la del PT chavista sino la de ODEBRECHT. 

La trasnochada, cavernaria y sectaria izquierda peruana, siempre dividida y carente de un candidato cautivador, mordió el anzuelo de Ollanta cuando este hizo suyo el trastornado plan rojo de la Gran Transformación, un mamotreto de 150 páginas que jamás leyó y no tardó en lanzar al basurero apenas pasó a la segunda vuelta. Para entonces no tuvo reparos en firmar cualquier papel y en jurar cualquier cosa con tal de llegar al poder. Tampoco se hizo problemas para aliarse con quien sea. Todo sumaba para lograr el ansiado poder. Entonces fue cuando pasó de la extrema izquierda radical y delirante al centro moderado conciliador donde le hizo guiños a los agentes económicos para que no se inquietaran y le movieran el piso. El discurso antiminero, agitador y provocador se convirtió de pronto en un llamado a la unidad y al diálogo.

Gracias a los tontos útiles de la izquierda, eternos agentes del caos, y a energúmenos que destilan odio antifujimorista Ollanta ganó la presidencia por un puñado de votos que se voltearon a la última hora. Armó su show para la platea durante su juramentación y allí acabó todo. Apenas se sentó en palacio Nadine Heredia tomó el poder. Lo primero que hizo fue largar a los dementes de la izquierda que se mantenían trepados al poder y le quitaban margen de maniobra. Lo demás es historia. 

El escándalo que ha suscitado el golpe de Estado de la primera dama dará material para alguna novela de entuertos del poder. Ojalá sea tan buena como la realidad. Nadine se hizo nombrar presidenta de su partido y con ese cargo creyó que podía dirigir el ejecutivo. Nos cansamos de ver a Nadine metida hasta en la sopa del gobierno, enmendándole la plana a los ministros y censurando al premier, sacando y cambiando ministros a su antojo. Para colmo, se tomó la libertad de designar a los presidentes del Congreso, imponiendo finalmente a su mucama Ana María Solórzano, con lo cual el vaso se rebalsó. Desde entonces la oposición le puso la puntería porque era evidente que, tal como lo ha reconocido el congresista Omar Chehade, ex vice presidente de este gobierno, Ollanta Humala estaba secuestrado por su mujer en palacio. 

En efecto, lo que tenemos en palacio no es más que un muñeco parlante que repite cual loro amaestrado los dictados de Nadine Heredia. Ya la prensa ha mostrado las pruebas: Nadine Heredia escribía los mensajes y Ollanta los repetía al pie de la letra. Esta historia supera cualquier ficción de telenovela. Supera a las intrigas del imperio romano y deja chico a Games of Thrones. Si los Humala-Heredia salen bien librados ante la justicia por haberse burlado de todos los peruanos, lo que pueden hacer es vender su historia en Hollywod. Sin duda puede salir una buena película que deje atrás a El Padrino. Tal vez una comedia de Eddie Murphy titulada "Un tonto en el poder" o "Un idiota perdido en el palacio".

jueves, 15 de octubre de 2015

Una nueva Constitución progresista


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El cambio de Constitución es parte fundamental de la psicosis reformista que persigue y atormenta a todo progresista en Latinoamérica, sin excepción. Todos los países caídos en manos de la izquierda trasnochada han sido llevados por sus delirantes gobernantes a cambios de Constitución. Básicamente se trata de marcar el inicio de un nuevo orden universal, una nueva era histórica que nace de la gloria de su maravilloso mandato. Y desde luego, las constituciones progresistas son piezas magistrales de la más encendida e indigesta huachafería retórica, donde el verbo alcanza su máximo grado de estridencia, proclamando las más alucinadas bondades de un mundo maravilloso.

En estos días, la presidenta chilena Michelle Bachelet acaba de anunciar que va hacia el cambio de la Constitución alegando una escusa muy curiosa: la actual Constitución fue hecha en una dictadura. Es exactamente lo mismo que alegan acá los progresistas. Evidentemente se trata de una mera escusa, pues no hay razón para cuestionar una Constitución hecha, en el caso de Chile, por una comisión de notables y revisada luego por otros, aprobada por referendum y modificada más tarde por regímenes democráticos. Más aun cuando la Constitución ha servido como marco para el desarrollo más vertiginoso que haya experimentado Chile en su historia, dejando atrás incluso a sus vecinos. ¿Qué necesidad tendría Chile para cambiar su Constitución estando a un paso de alcanzar el estatus de país desarrollado precisamente gracias a su articulado? 

En Chile no hay más razones que el odio de la izquierda a una Constitución que nació del régimen del general Pinochet. Un odio irracional que se extiende incluso a todo lo que Chile ha logrado gracias al impulso surgido en esa dictadura. Por tanto, es hora de desmontar esos logros. Y es lo que el régimen de la señora Bachelet con sus aliados comunistas han emprendido con vigoroso empeño. Es obvio que la Constitución tiene que caer. Por ahora se estudia la forma más conveniente de manipular el asunto para lograr una Constitución ajustada al socialismo del siglo XXI.

En el Perú la izquierda parece estar muy lejos de alcanzar sus sueños. Al menos por ahora no son nada en el espectro electoral. La candidata Verónika Mendoza ya anunció su deseo de cambiar la Constitución por haber surgido de "la dictadura de Fujimori". Craso error. La Constitución actual surgió de un Congreso Constituyente que tuvo las mismas credenciales democráticas que el Congreso Constituyente de 1931 y de la Asamblea Constituyente de 1978, por cuanto surgió del voto popular. Y su necesidad histórica era indiscutible debido a la fractura social de nuestro país, que se desangraba en una crisis económica perniciosa y en el riesgo del totalitarismo iluminado y criminal de una izquierda terrorista y genocida. Los cambios de Constitución deben obedecer a la fuerza de las circunstancias históricas y no a los caprichos ideológicos o a los odios mezquinos de un grupo de iluminados en el poder temporal de un país.

Ombudsman en las redes sociales?


Escrito por: Elvis Occ

No pasaron ni 48 horas de mi último escrito abordando la posible influencia de las redes sociales en los comicios del 2016, y me entero que Facebook había suspendido la página del periódico La Republica. Resulta que dicho diario publicó un artículo sobre los tíos de la candidata presidencial Keiko Fujimori -bastante tendencioso- que suscitó la ira de los simpatizantes fujimoristas. Estos con la sangre en el ojo, enviaron sus quejas a la famosa red social masivamente y Facebook conforme a sus normas suspendió la página del periódico. Como era de esperarse la izquierda progre y sus más connotados webosferos gritaron “libertad de expresión” y algunos hasta acusaron a Mr. Zuckerberg de fujimorista. No es broma, eh?

Aprovechando la coyuntura, el popular “te doy un minuto” Marco Sifuentes aka. @ocram, escribió un “ingenuo” articulo al respecto (Buscando al Ombudsman Fujimorista) donde básicamente le pide a Keiko Fujimori que delate a sus soldados virtuales en las redes sociales. Según su generoso punto de vista, una prueba del cambio que ella exhibe camino a las elecciones del 2016, seria amordazar a sus simpatizantes twiteros y facebukeros. El tipo no es un improvisado en el tema y sabe bien que las redes sociales podrían ser ese nuevo espacio donde se defina las elecciones del 2016. Marco Sifuentes tampoco es ajeno a la enorme incursión de nuestra derecha popular en todo lo que se refiere a las comunicaciones en la red y lo incomoda, a él y a sus “auspiciadores”.

Una propuesta, comentario o rumor puede ser transmitido y derivado a millones en las redes sociales en cuestión de minutos e inclusive rebotado por la televisión y la radio. Un candidato ahora tiene otra chance –especialmente con aquellos que no les gustan los mítines- de estar más cerca a la gente respondiendo o comentando sus tuits o posteando en los muros. Cada vez se hace más aparente que si un candidato no está desde ahora en las redes sociales, no existirá para el votante el 2016. Por tal motivo y ante la muestra de fuerza que hicieron los fujimoristas tumbándose la página de La Republica, la izquierda y sus progres están muy preocupados. Apuesto doble contra nada que están reunidos en un “brain storm” con @ocram y lo que queda de NOaKeiko para el contrataque. Esto se pone bueno!


martes, 13 de octubre de 2015

Pobretología avanzada


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La cumbre del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional que se desarrolló en Lima, en el lujoso y multimillonario Centro de Convenciones construido en tiempo récord en San Borja, para variar, nos trajo la visita de connotados líderes del progresismo internacional, entre ganadores del Oscar y el Nobel. El único que faltó fue el papa Francisco para coronar una fiesta dominada por los discursos más melosos y dramáticos de probretología avanzada. Nunca se había hablado tanto de la pobreza en un ambiente tan lujoso y en medio de tanto derroche de opulencia. Y, por supuesto, los selfies estuvieron a la orden. Aunque no había un solo pobre alrededor para posar a su lado.

Entre los beneficios que nos ha generado esta cumbre mundial podemos contar que el Perú estuvo en la mira de todo el mundo, por algo es mundial ¿no? Pero sobre todo en la mira del progresismo internacional. Gracias a ellos nos enteramos de que el milagro peruano es puro cuento, que no hay tal milagro porque siguen habiendo pobres y la desigualdad está a la vista por todos lados. Con eso se han llenado la boca durante una semana todos los progres.  Para ellos no importa si logramos reducir la pobreza en un 26% en los últimos 25 años. Mientras haya un solo pobre todo será visto como un fracaso. Y los progres son especialistas en mirar la pobreza y calcular la desigualdad para gritar a los 4 vientos que la brecha entre ricos y pobres se ha ampliado. En buena cuenta, lo que hacen los progres es inventar problemas. Evitan hablar de las cosas que dan buenos resultados sociales y se enfocan en aquello que les conviene a ellos. Por eso inventan conceptos, cifras y mediciones que se convierten en el mantra del progresismo.

Gracias a una foto de la BBC nuestros progres miraflorinos y caviares de café se han enterado de que en Lima los cerros tienen muros para contener las invasiones, y han puesto el grito en el cielo. La foto de marras ha dado vueltas por las redes con indignados comentarios exigiendo justicia social. Ilustres opinólogos han mojado el teclado con sus lágrimas mientras escribían sus columnas denunciando las diferencias sociales que aun separan a los ricos de los pobres. Para colmo, otro titular de la misma BBC informaba que los pobres pagan más por el agua que los ricos, con lo cual por poco desatan una ola de suicidios colectivos en el progresismo. Decirles que eso es lógico si se suben a la punta del cerro acaba en un insulto por insensible y discriminador, seguido de un bloqueo. 

Ahora que acabó el circo del progresismo mundial deberíamos ponernos a pensar qué hacer con el tremendo Centro de Convenciones, construido al lado del imponente edificio del Banco de la Nación, la torre más alta del país. No se podía esperar algo distinto de un gobierno inspirado en el velascato, un régimen que se especializó por las megaconstrucciones de concreto destinadas a dar cabida a la creciente burocracia estatal. Tenemos allí mismo graficada la escena porque junto a la estrafalaria torre del Banco de la Nación está la mole gris que fue el Ministerio de Alimentación, convertido hoy en Ministerio de Cultura. Mientras el Estado crece y derrocha plata en estas edificaciones donde se regocijan los burócratas, los hospitales languidecen en el abandono, con los ambientes de Emergencia colapsados y las ratas paseándose por los pasillos y las camas. Pero eso a quién le importa. Solo basta con un buen discurso a favor de los pobres y una foto con el uniforme de luchador social.

¿Whatsapp con las elecciones?


Escrito por: Elvis Occ

Demás está decirles que Barack Obama debe en gran parte su primer triunfo en las elecciones norteamericanas del 2008 al prolífico uso de las redes sociales. Algunos dirán que en EEUU el uso de redes sociales es masivo en comparación a Perú. Cuidado! Nuestro país está entre las 10 naciones en el mundo, que más uso hace de las redes sociales. Si el presupuesto del candidato es exiguo, y las paredes ya no tienen espacio para una pinta, el muro de Facebook es gratis. Twitter tiene 140 caracteres a tu disposición "for free". Entonces se podría dar el caso que, quien se apodere de las redes sociales, gane en las urnas el 2016. Así que el candidato pequeño podría tumbarse al Goliat favorito con un certero tweet sin llamarse @David.

Twitter y Facebook son las redes sociales más usadas en nuestro país. Y es que estas crean conversación, sociedad, comunidades e inclusive hacen las veces de un megáfono virtual cuando convocan a las masas. Un ejemplo claro fue la marcha de los "pulpines" contra una ley de trabajo que los afectaba directamente. Casi su totalidad convocada virtualmente. Ojo aquí! Si en verdad los políticos quieren llegar a los jóvenes, tiene que ser en su lenguaje y usando sus herramientas: redes sociales y smart phones. Según un estudio hecho recientemente, en Perú hay más celulares que gente, sería un error garrafal ignorar esta realidad. Nuestra derecha popular también tiene iPhones. El que puede, puede.

Aparte de EEG, Combate, uno que otro programa farandulero, un par de novelas y el imperdible partido de futbol, la televisión no atrae como el siglo pasado a los más jóvenes. Más sintonía tiene la radio -con audífonos desde el celular- que la TV. ¿Y qué hay de los no muy jóvenes? ¿Qué crees? También están en la onda. Todos usan Whatsapp. Si Facebook y Twitter te parecen algo que no atrae a los adultos mayores, te aseguro que tu abuelo usa Whatsapp cuanto te manda un texto. Las últimas elecciones en Brasil tomaron por asalto los celulares al descubrir que dos terceras partes de los votantes cariocas usaban Whatsapp. Así que en caso de una segunda vuelta, quizás las cosas se decidan en Perú por primera vez en tiempo real. Whatsapealo!



lunes, 12 de octubre de 2015

Infame hipocresía progresista


Escribe: El Cherry

O sea, uno que se sacó la mierda toda la vida para tener algo decente al cabo de 30 años de sacrificio termina siendo el miserable de la película social del progresismo, donde los invasores de terrenos son las víctimas y los héroes. Así está la cosa en este país subdesarrollado y misio donde la hipocresía del progresismo ya me ha llegado al pincho. Ya me cansé de ver el llanto de los progres en cada columna de La República, y en otros diarios monses donde también les dan cabida a estos huachafos de la política para posar como defensores de los pobres. A mi no me van a contar el cuento porque yo nací pobre, me eduqué en Gran Unidad Escolar y me gradué en universidad pública. Mis viejos eran ancianos y apenas me apoyaron con lo básico. El resto lo hice yo chambeando.

Me marca choro que uno se queme las pestañas estudiando en la UNI, (primero para postular y agarrarla aunque sea a la tercera que va la vencida) luego buscar chamba como loco hasta que te llega la suerte, chambeas 20 años como negro, ahorras, te enamoras pero no te casas porque quieres hacerlo cuando ya tengas todo bien bacán, y pedir la mano un año antes y no un mes después del embarazo, me enyuco una deuda con el banco a 20 años, me hago una casita al pie del cerro, aunque sea lejos, pensando que después de todo estás alejado del mundanal ruido y otras pajas mentales que hacen que te olvides que estás en el límite de la ciudad, casi en el culo de Lima. 

En fin, todo bien bacán por unos años hasta que una mañana triste abres la cortina y te encuentras con unas chozas de estera en la cima del cerro. ¿Juat? ¿De dónde salió eso? Se armó el chongo esa mañana. Salimos todos a ver lo que pasaba. Invasión, dijeron unos. Nos cagamos. Llamamos a la comisaría y se hicieron los tercios, llamamos al Municipio, idem. A las dos horas llegó un serenazgo con un tombo y solo se quedaron mirando, sin hacer nada. Subimos a enfrentar a los invasores y nos dimos cuenta que estaban recontra bien organizados. Ya se sabían todas las respuestas. Tenían papeluchos con sellos y te atarantaban con un trámite. Hasta tenían un abogadillo barato de esos que se pasean por los pasillos del PJ.

No tardamos mucho en darnos cuenta de la complejidad del asunto. Tenían mapas y planos que solo se consiguen en el Municipio, la comisaría sabía lo que estaba pasando pero igual no hicieron nada. Se trataba de toda una mafia bien organizada que involucraba al Municipio y la comisaría, y frente a la cual, la de Orellana se quedaba chiquita. Los policías que llegaron más tarde, casi al medio día, más bien se pusieron del lado de los invasores. Fue entonces cuando un vecino que era general retirado se cansó de tratar de razonar con esta gente y de apelar a la ley sin conseguir nada, y se fue a su casa, sacó su arma, una Beretta 9 mm de color negro y regresó blandiendo su pistola, metió un tiro al aire y los amenazó. Los policías se le fueron encima. Nosotros nos fuimos encima de los policías. Los invasores sacaron palos, huaracas y a más de uno le pude ver un revólver. Se armó el chongo. Al final pedimos serenidad. Entonces el general guardó su arma y les dijo a los policías que si ellos no iban a hacer nada, por lo menos tenían la obligación de protegernos. Acto seguido nos fuimos a tumbar las esteras. Fue una broncaza. Al final logramos quitar las chozas. La policía al menos evitó que nos masacraran los invasores.

Días después los vecinos nos organizamos y decidimos hacer un muro. Se cumplió la tramitología y la hicimos contra viento y marea. Allí está el muro y nos sentimos orgullosos de él porque es la única manera de defender tus derechos en este país sin ley ni autoridad, donde el informal y el ilegal es el que manda, gracias a la incuria y corrupción de la burocracia, y con el auspicio de la izquierda, el apoyo del progresismo y la defensa intelectual de la caviarada. Acá no vale la pena trabajar bajo la ley, comprometerse con el desarrollo, ahorrar, esforzarse, progresar a pulso y con esfuerzo, porque en cualquier momento aparecen los delincuentes y te arrebatan todo, incluso la vida. Y lo hacen, entre otras cosas, gracias a una clase intelectual delirante que la defiende y la promueve, porque ve a los delincuentes como "víctimas de la sociedad y de un sistema explotador".  

Ser pobre no es escusa para delinquir ni para eludir toda responsabilidad sobre sus propias vidas y frente a la sociedad. Cada quien es responsable de sus decisiones y pueden, si así lo quieren, salir de la pobreza, como lo hicimos muchos durante años de esfuerzo. La pobreza no es una enfermedad terminal. Yo he aprendido que es una simple etapa inicial en la vida de muchos. La mayoría de la gente rica que conozco, era pobre hace solo 30 años. No necesitamos de mafias para tener una casa, ni de políticos que nos conviertan en víctimas para montar políticas de ayuda social. Lo único que necesitamos es que nos den un trabajo y nos dejen trabajar, y que defiendan el fruto de nuestro esfuerzo.

viernes, 9 de octubre de 2015

La izquierda se democratiza para la foto


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El sancochado rojo denominado Frente Amplio decidió someter al voto popular la designación de su candidato a la presidencia, acto que los columnistas del progresismo llaman "primarias" evocando los procesos de los dos principales partidos de los EEUU, pero que además festejan y restriegan a los demás alegando que es la primera vez en la historia que un candidato saldrá de elección popular, y dando a entender que no hay sector más democrático que la izquierda. Pero no porque el lobo se disfrace de cordero deja de ser lobo. La izquierda nunca ha sido y nunca será democrática.

Según los cálculos más optimistas, el evento electoral del rojerío ha convocado a unas 30 mil personas, de una población de más de 20 millones de electores. A su favor hay que decir que en esta ocasión el voto no era obligatorio y desconocemos el universo de votantes voluntarios en el Perú. De todos modos la cantidad es exigua y dada su raleada militancia bien podrían haberse ahorrado el trabajito con una asamblea general de delegados que votaran a mano alzada, como siempre se ha hecho y no deja de ser democrático. Es más inteligente tomar la opción más práctica. Pero en fin, son rojos y no se les puede pedir criterio. La pose siempre los vence.

A una semana de las famosas "primarias" no hay resultados oficiales. Por lo pronto se sabe que la favorita es Verónica Mendoza y por amplio margen. El adelanto ofrecido la señala con un 43% de los votos frente a un 37% de Marco Arana. Esto significa que el cura antiminero no cuenta ni con las simpatías de la izquierda, pero se da el lujo de imponerle a todo el país su doctrina antiminera a punta de paros, marchas, tomas de carretera, asaltos a instalaciones mineras y muertos. Y luego se presentan como los más democráticos porque montaron unas elecciones internas. Deberían empezar a respetar a las grandes mayorías del país que están muy lejos de esas posiciones de izquierda. Todo el rojerío en su conjunto siguen perdidos dentro del margen del error estadístico.

Ahora bien, suponiendo que la triunfadora sea Verónika Mendoza sería realmente jocoso, pues resultaría que Marco Arana, el máximo ideólogo del ambientalismo antiminero, creador del nuevo modelo de desarrollo post extractivista  y promotor de la secta mejor organizada y de mayor vigencia de la izquierda, como es Tierra y Libertad, quedaría fuera de la contienda, siendo además el propietario de la inscripción electoral. Eso pasa porque las masas nunca votan por ideas sino por simpatías. Verónika Mendoza es una dulce calabacita que acaba de aparecer en la política de la mano de Nadine Heredia, de quien fuera su mandadera hasta que renunció con el grupo de extremistas rojos que huyeron del nacionalismo. Verónika Mendoza carece de trayectoria política y de cualquier otra clase de trayectoria. No es nadie. Se ha memorizado el discurso progre de moda, el cual cacarea con su voz de niña aplicada. Sin duda tiene más jale que el terrorista antiminero Marco Arana y ya ni se diga de los demás cavernícolas comunistas que compitieron sin sacar ni el 3% en las "primarias" de la izquierda. Eso debería bastar para el ajusticiamiento popular.

martes, 6 de octubre de 2015

Los partidos amenazados


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Solo un profundo grado de confusión social puede hacer posible que exista una ley de partidos políticos. Supongo que se debe básicamente a la alianza del estatismo popular (esa oculta pasión por un socialismo regulador e intervencionista) y la inquina general hacia la clase política y, en especial, a los partidos políticos. De otro modo no me explico cómo se puede apoyar una ley que faculta al Estado a inmiscuirse en los asuntos internos de estas instituciones sociales y políticas, que son y deben ser el fundamento de la democracia y de las ideas. Por ello mismo, si hay algo en donde el Estado no debería meter sus narices es en los partidos políticos. 

Estamos en un país que sufre una enfermiza pasión por las leyes y la regulación estatal. Una lacra mental herencia del estatismo setentero y ochentero del siglo pasado. La Ley de Partidos Políticos se promulgó a fines del 2003, bajo el régimen de Toledo, en medio de otras leyes iguales de intervencionistas e inútiles, como la Ley de la Igualdad de Oportunidades o la Ley de Cuotas Electorales. Todas ellas diseñadas con una misma visión totalitarista e iluminada que cree en el diseño social mediante la coacción burocrática. Al cabo de más de una década podemos advertir claramente el fracaso de esta clase de leyes basura, muchas veces imposibles de cumplir en los hechos. Los partidos políticos no han mejorado pero si se han perjudicado con el surgimiento de los movimientos regionales que la misma ley cobija en su articulado.

Pero lejos de rendirse y derogar la inútil ley, los iluminados del JNE (y otros gurús que se ufanan de expertos en la materia cuando nunca han pisado un partido político) insisten en modificaciones, jurando que esta vez si funcionará. Todos ellos son meros teóricos que jamás han militado ni hecho vida partidaria. Lo único que tienen son lindas imágenes en la cabeza. Se han molestado porque el Congreso hizo caso omiso de sus recomendaciones y claman por la afrenta, como si hubieran cometido traición a la patria. No lo creo así.

Me parece bien lo hecho por el Congreso, o sea, elevar la valla para la formación de nuevos partidos. ¿Para qué queremos más partidos? ¿Para que cada loco tenga su propio partido? En los hechos cada loco puede tener su propio partido. No necesita inscribirlo en el JNE. ¿Para que inscribirse? Otra de las manías del pensamiento estatista es tener a todos registrados en un padrón. Solo el que quiera participar en elecciones debería inscribirse en el proceso. Más nada. La gente debe ser libre de organizar sus partidos y llevar la vida política según sus propios pareceres.

Ahora resulta que el Estado quiere meterse a determinar por ley los fines y objetivos de los partidos, como deben organizarse, pretenden vigilar su financiamiento, etc. El Estado quiere organizar sus elecciones internas, subvencionarlos y obligarlos a elegir sus candidatos. Es decir, es el totalitarismo intervencionista más abyecto que podamos soñar. Y lo más curioso es que la gente anda feliz con esta nefasta ley. Y los políticos no han tenido el valor para frenarla ni derogarla.

El Frente Amplio de izquierda ya demostró que no requiere del Estado para organizar elecciones internas cuando quiere. El APRA ha demostrado que puede mearse en la ley y nominar a Alan García como su candidato, aunque tenga que pasar por la ridiculez de un proceso interno para cumplir la estúpida ley. Y pese a que la ley establece que el Estado debe financiar a los partidos, ninguno ha sucumbido a la estulticia de estirar la mano. Lo cual me parece meritorio. Los partidos deben ser transparentes en su financiamiento por su propia cuenta y responsabilidad. Aunque luego sean estigmatizados, como hace la izquierda cada vez que encuentran una empresa financiando políticos. Hay que aplaudir que las empresas apoyen a los partidos y no criticarlos.

Prefiero las reformas del Congreso a la de los iluminados teóricos. Son los propios políticos los que saben como es un partido y no los burócratas y gurús mediáticos. Me parece bien que se eleve el porcentaje de invitados a las listas de candidatos del 20% al 25% aunque chille el Sr. Távara. Estamos en un país poco partidarizado y es justo y conveniente que los partidos amplíen la cobertura de sus listas hacía la sociedad no partidarizada. Pero claro, yo preferiría que no exista ninguna valla y que cada partido haga lo que se le canta en gana. Después de todo, es la gente la que tiene que elegir y juzgar. Y eso es lo que más vale en una democracia sustentada en la sociedad y no en la clase burocrática. La política debe ser democrática y no burocrática.

¿Por que defender el capitalismo?


Escrito por: Agustin Laje Arrigoni

Defender el capitalismo en un contexto caracterizado por la hegemonía populista no es cosa sencilla. En efecto, si algo han hecho los populismos regionales, además de degenerar el capitalismo competitivo hasta transfigurarlo en “capitalismo de amigos” o, en términos más precisos, en “socialismo del siglo XXI”, eso fue inyectar en la sociedad lo que el economista austriaco Ludwig von Mises llamara “la mentalidad anticapitalista”.

Simplifiquemos un poco los problemas de definición y llamemos “capitalismo” al modo de organizar el grueso de la actividad económica por medio de los privados operando en un mercado libre. La posibilidad de esta coordinación tiene su fundamento en el hecho de que, en una transacción económica, ambas partes, cuando son libres de intercambiar y están debidamente informadas, saldrán beneficiadas, pues de no haber previsto dicho beneficio no hubieran concretado dicha transacción.

Cuando Adam Smith usó la imagen de la “mano invisible” no estaba recurriendo a un argumento de tipo religioso, sino que trataba de describir precisamente la existencia y factibilidad de un orden que no es dirigido por nadie en particular, pero cuyo motor funciona permanentemente en cada intercambio voluntario que cada uno de nosotros realizamos con los otros.

En efecto, ese “monstruo” conocido como “mercado”, del cual populistas y socialistas nos llaman a temer, no es otra cosa que una abstracción de nosotros mismos y nuestras valoraciones; el mercado es simplemente el modo de denominar al momento y el lugar en el que nosotros, las personas de carne y hueso, podemos intercambiar libremente con otros para nuestro propio beneficio, quedando sujeto nuestro éxito en el intercambio a nuestra capacidad de beneficiar a los demás.

La propaganda anticapitalista nos ha hecho perder de vista esto último: el mercado es el conjunto de personas que compiten para cooperar. Y aquéllas lo hacen no porque sean necesariamente altruistas o porque el capitalismo traiga a nuestras tierras el ansiado “hombre nuevo” que variopintos dictadorzuelos totalitarios pretendieron crear a base de sangre y fuego, sino sencillamente porque el sistema basado en la libertad genera los incentivos para que nuestro éxito personal sea una función directamente proporcional a la cantidad de personas que servimos en sus múltiples y crecientes demandas.

De alguna manera, el capitalismo es la entronación de una meritocracia cuya definición de “mérito” no es estática ni está predefinida, sino que depende de lo que el grueso de nuestros semejantes valoren como meritorio en un momento dado, así es que en este demonizado sistema las personas sean impelidas a lograr sus propios objetivos indagando sobre lo que otros necesitan e intentando ofrecérselo. La alternativa a este modo de coordinación social es el uso de la coerción por una autoridad central que digite cómo, cuándo, cuánto, dónde y qué podemos o debemos intercambiar y producir. Un problema epistemológico –descrito con precisión por Friedrich Hayek− acecha a esta forma de coordinación: es imposible adquirir, procesar y manipular la cantidad de información necesaria para lograr eficiencia económica en un orden centralizado, como quedó comprobado, por lo demás, con el colapso del sistema soviético y, más acá en tiempo y espacio, con las penurias del sistema cubano y venezolano.

El extraordinario crecimiento económico que han experimentado los países de Occidente a partir del siglo XVIII (y muchos de los países asiáticos a partir de fines del siglo pasado) no por nada tiene su punto de arranque con la introducción del capitalismo en esas sociedades. Y no en vano, el capitalismo competitivo es hijo del movimiento intelectual que se desarrolló a finales del siglo XVIII y principios del XIX, que bajo el nombre de “liberalismo” –otra etiqueta demonizada hasta el hartazgo por la hegemonía populista− ponía la libertad como totalidad en el centro de los valores sociales, traducido en mercados libres, instituciones republicanas, federalismo político y democracia representativa.

La tragedia del capitalismo es que el hombre moderno ha naturalizado la abundancia que de aquél ha resultado y, por añadidura, ha creído que la riqueza es el estado natural del ser humano y la pobreza mera artificialidad creada por el sistema, cuando la verdad es exactamente la opuesta: el hombre nace pobre, y la evidencia empírica nos muestra que es a partir de la introducción del odioso capitalismo competitivo en el mundo cuando el PIB y la expectativa de vida (por nombrar sólo dos variables) comienzan a crecer de manera imparable en el mundo.

Difícil es imaginarnos que bienes y servicios que hoy están al alcance de todos, gracias a este sistema basado en la competencia para servir a las multitudes, hubieran sido la envidia de los más ricos de antaño. Más difícil todavía es imaginarnos el hecho de que la calidad de vida de los ciudadanos medios, e incluso de los más pobres de las sociedades capitalistas actuales, supera con creces la calidad de vida de reyes y príncipes que concentraron el poder de omnipotentes Estados hace apenas algunos siglos.

El Índice 2015 de Libertad Económica de la Heritage Foundation, que precisamente mide el capitalismo en el mundo (con base en indicadores como “Derechos de propiedad”, “Libertad fiscal”, “Gasto público”, “Libertad empresarial”, “Libertad laboral”, “Libertad monetaria”, “Libertad comercial”, entre otros), llega a una conclusión que debe ser difundida: los países con mayor libertad económica son los que registran mayor crecimiento económico, mayor reducción de la pobreza, mejor atención médica, mejores niveles educativos, mayor desarrollo democrático y mayor protección al medio ambiente.

Los primeros puestos se lo llevan países como Nueva Zelanda, Australia, Suiza, Canadá, Dinamarca, entre otros. Es decir, países en los que ninguno de nosotros padecería vivir. Al contrario, los últimos puestos son para países como Irán, Zimbabue, Venezuela, Cuba y Corea del Norte.

El capitalismo competitivo no es perfecto ni −a diferencia de muchas de las ideologías que se han puesto en sus antípodas− pretende serlo. Pero es, por qué no decirlo, la mejor opción que tenemos para volver a introducir a nuestra sociedad en la senda del desarrollo, el mérito y la libertad.

www.elvisocc.org

De ocupación: escudero


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Una rápida respuesta al Sr. Juan Sheput, opinólogo omnipresente que acaba de publicar un artículo en El Montonero, defendiendo a capa y espada a Mario Vargas Llosa y condenando a quienes lo hemos criticado por sus últimas declaraciones y postura política. 

En primer lugar Sheput se equivoca de plano al mezclar los méritos literarios de Vargas Llosa, que nadie discute, con sus opiniones políticas. Está recurriendo a una muy conocida falacia argumentativa conocida como "magister dixit" o argumento de autoridad. Es decir, lo que dice Vargas Llosa tiene que ser respetado y venerado por ser un Nobel. No señor. Que sea un Nobel de Literatura no impide que sea un perfecto idiota para todo lo demás, y en particular en política. Lo han demostrado muchos literatos que terminaron comprometidos con dictaduras abyectas o cegados por odios y pasiones. Por ejemplo, nadie puede respetar las enfermizas posturas antinorteamericanas de Chomsky, ni el apoyo de Sartre a los comunistas o los elogios de Borges a las dictaduras o la veneración de García Márques a la nefasta dictadura de los Castro, por mencionar algunos.

En segundo lugar, resulta infantil disculpar a Vargas Llosa por no hablar del actual gobierno. Se puede decir que es un cobarde al no querer ocuparse del gobierno que ayudó a llegar al poder. Es lo primero que tendría que hacer si tuviera decencia política. Dar la cara por el gobierno que apoyó en campaña es lo mínimo que le corresponde si quiere hablar de política, antes de ocuparse de los demás. Que empiece con el gobierno en lugar de seguir con su cansada cantaleta antifujimorista repitiendo los mismos archiconocidos insultos contra Keiko, a quien sigue confundiendo con su padre. Ese no es el rol de un intelectual. Es la crisis de un paciente psiquiátrico. 

Dice Juan Sheput: "Los insultos que recibe Mario Vargas Llosa en las redes sociales demuestran la situación de decadencia que padecemos y, sobre todo, nuestra claudicación en el arte de polemizar o tener cierto oficio en el debate público". Y le pregunto al Sr. Sheput: ¿Qué ha hecho Mario Vargas Llosa además de insultar? ¿Con quién ha polemizado? ¿Qué argumentos ha expuesto? ¿Exponer sus viejos odios y rencores contra el fujimorismo de los 90 es un argumento político hoy? Lo que habría que decir más bien es que los insultos que sigue soltando Mario Vargas Llosa solo demuestran el nivel de su decandencia política y moral. Y si recibe respuesta, es porque se lo merece.

Por último, lamento que Juan Sheput haya decidido retomar su rol de escudero, ejercido durante tanto tiempo y con abnegado esfuerzo para defender al impresentable de Alejandro Toledo mientras aun estaba en posiciones de poder. Parece que Sheput ha decidido convertirse en escudero de Mario Vargas Llosa apelando a sus conocidos artilugios, falacias y acobracias retóricas. Le deseamos suerte en su nuevo papel, aunque viejo oficio. 

lunes, 5 de octubre de 2015

EL IDEAL SOCIALISTA


Escrito por: Axel Kaiser

Ninguna persona sensata podría negar que hay algo en el ideal socialista que apela a parte de los impulsos más nobles que es capaz de exhibir nuestra especie. Incluso, un demoledor de Marx como el filósofo liberal Karl Popper diría que el alemán estaba fundamentalmente preocupado por el bienestar moral y material de la humanidad. Y es que la ideología socialista moderna surge como respuesta a una de las más grandes angustias que pueda experimentar el ser humano: la pobreza material.

La Revolución francesa, la primera revolución socialista de los tiempos modernos, en un principio tuvo por objeto la defensa de los derechos del hombre, pero al poco andar derivó en un esfuerzo desquiciado por asegurar la igualdad material en una Francia en que parte de la población literalmente moría de hambre. Fue esa obsesión por resolver la cuestión social -explicó Hannah Arendt- lo que hizo que la Revolución fracasara en su intento por establecer libertades y degenerara en un cruento régimen del terror, cuestión que ocurrió luego con todas las revoluciones socialistas, sin excepción. Los americanos, en cambio, solo lucharon por preservar sus libertades en cuanto ingleses, y jamás hicieron de la igualdad material un motivo para su rebelión frente a Inglaterra. Por eso, la revolución americana fue un éxito en términos de libertad.

Marx, para gran pesar del mundo, extrajo la conclusión totalmente opuesta de su observación de la revolución francesa. Para él y para todos los socialistas que le siguieron, la libertad no tenía que ver primeramente con limitar el poder del gobernante como pensaban los americanos, sino con eliminar las necesidades materiales. El objetivo revolucionario socialista ha sido así, desde siempre: la liberación del hombre en un sentido material. Riqueza y libertad son para el socialista la misma cosa. En la fase superior de la sociedad comunista -prometió Marx en su Crítica al programa de Gotha- "correrán llenos los manantiales de la riqueza colectiva". De este modo, el marxismo como doctrina revolucionaria prometió no la igualdad a secas, sino la igualdad en la riqueza infinita.

¿Hay alguien que pueda sensiblemente oponerse a ese ideal tan cercano al paraíso? El problema es que toda la teoría económica marxista que explicaba el camino al paraíso estaba simplemente equivocada, al igual que su visión del hombre y de la historia, que no pasaban de ser fantasías. Por lo mismo, el socialismo, como predijeron los liberales, estaba condenado a producir miseria y tiranías. Pero en la fundamental no hay duda de que la discusión entre liberales y socialistas no habría existido ni existiría si la riqueza fuera ilimitada, objetivo compartido por ambos.

Los famosos derechos sociales que exigen los socialistas hoy prometiendo nuevamente el paraíso sobre la Tierra no tendrían sentido en un mundo de recursos infinitos, así como no tiene sentido consagrar un derecho a la cantidad de aire que respiramos. El aire -dejemos a un lado el tema de la calidad- no está sometido al principio de escasez, pero todo lo que se encuentra en el centro del debate actual sí. Y mientras el liberal se pregunta cómo multiplicarlo para todos, el socialista vulgar, como lo llamaría Marx, prefiere la igualdad distributiva nivelando hacia abajo, porque cree injusto que unos tengan más que otros. Esto es algo que Marx no habría aceptado. De hecho, su propuesta se basaba en la premisa de que el capitalismo era un sistema explotador donde unos ganaban lo que otros perdían, y era, por tanto, incapaz de mejorar a todos sostenidamente.

Si Marx hubiera pensado que el capitalismo, como ha ocurrido y reconoce cualquier persona razonable de izquierda, era el sistema que más nos permitiría acercarnos al ideal socialista de la abundancia para todos y hubiera dejado a un lado el odio que, en parte, también lo inspiró, sin duda se habría convertido al liberalismo, sumándose a legiones enteras de socialistas que abrazaron el realismo liberal. Lamentablemente, la mayoría de los socialistas olvidaron el ideal que Marx propuso. En su lugar se dejaron llevar por un igualitarismo primitivo -que el mismo Marx denunció- anclado en la rabia, el resentimiento y las ansias de concentrar el poder en sus manos. 

A ellos no les interesa mejorar la condición de todos, sino igualarlos mediante el control estatal. Por eso creen que es mejor que todos tengan una pensión baja, pero igualitaria, a que todos tengan mejores pensiones desiguales; una educación uniforme mediocre, a una diversa de calidad, etcétera. Los costos en términos humanos -y eso sí lo comparten con Marx, para quien no había crimen lo suficientemente grave si se trataba de construir la utopía- no les importan, pues de lo que se trata es de llevar a cabo una ideología, cualquiera sea el precio a pagar. Realismo sin renuncia no es el lema de estos socialistas. Ellos, en su dogmatismo irresponsable y su afán de poder, traicionan el ideal socialista original, que consistía en liberar al hombre de necesidades materiales y desprecian la lección histórica de que ese ideal, o paradoja, se logra de la mejor manera liberándolo primero de la opresión estatal que le impide crear riqueza.