viernes, 17 de julio de 2015

La mala memoria progresista


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Si hay algo que identifica al progresismo como una marca universal es su delirio retórico sazonado con altas dosis de sensiblería. En el progresismo, el idioma es el ingrediente principal para edificar las más alucinadas fantasías, dentro de una cursulería pegajosa. Antes que ocuparse del mundo real acaban exponiendo sus utopías o traumas, reducidos a una serie de conceptos idílicos, constructos idealizados y eufemismos ridículos sostenidos con un lenguaje lleno de amaneramientos. La primera víctima del progresismo es el idioma, y por consecuencia natural, la razón. Desde luego, la verdad es algo que les tiene sin cuidado. Ellos nunca permiten que una verdad arruine sus encantadores mitos. 

Gracias a esa incontenible capacidad de discurseo florido, el progresismo logra posicionarse en los medios imponiendo sus propuestas, las que, pese a su absoluta inutilidad y falta de sentido, acaban convertidas en necesidades vitales para la identidad nacional, la conciencia social o alguna ignota chuchería ideológica de las muchas que adornan el universo progresista. Una de esas estrambóticas propuestas banales es el "Museo de la memoria", capricho obsesivo de izquierda para consolidar la hazaña perpetrada por la CVR sobre lo que llaman con candor: el "conflicto armado interno".

El mamarracho de la memoria fue dejado de lado sutilmente por el gobierno de Alan García, pero la maquinaria progresista se activó con habilidad hasta la majadería. Sus contactos hicieron posible que el gobierno alemán donara una cantidad suficiente para su construcción. Luego apareció el alcalde babieca de Miraflores posando como los viejos maomiraflorinos setenteros y ofreció un terreno. El resto salió del empeño de progres y caviares como Diego García Sayán, promotor de la CVR. Para coronar el esfuerzo con un toque fino de retórica progre se decidió llamarlo "Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social". ¿No es fino? ja ja ja

¿Cuál es la necesidad de este mamarracho? Nadie lo sabe. La respuesta progre es tan ininteligible como ridícula: "tener un espacio que permita la reflexión". El debate que suscitó desde el principio el proyecto sigue en pie: ¿qué se pretende exponer allí? Demasiado edificio para solo exponer fotos. Seguramente acabará convertido en un santuario progresista dedicado a la apología de la lucha armada revolucionaria, que es como se vendió la idea del terrorismo a los jóvenes en los 70, con patéticas estatuas del Che convertido en dios de la justicia social. ¿O acaso no siguen idolatrando a ese asesino de masas que ayudó a instalarse a la dictadura de los Castro en Cuba hace 55 años? El relato que la CVR trató de venderle a los peruanos felizmente quedó desacreditado, ya no sirve para nada, pero este museo puede ser la trampa. No sería raro que termine como las cárceles tomadas por Sendero Luminoso, es decir, como cuartel general del progresismo encargado de limpiar la memoria de los terroristas, como ya ocurrió en Argentina, donde hoy se pasean impunemente, luego de volver del exilio dorado, para dar conferencias de prensa por las que cobran más que Maradona. Los terroristas de ayer hoy son mega estrellas.

Hay que estar atentos para que la izquierda no nos tome desprevenidos. El relato de la CVR siempre será un peligro para los jóvenes del futuro porque nunca llaman terroristas a los criminales del PCP-SL o MRTA, y las causas de sus acciones han sido recubiertas mañosamente con razones altruistas como la pobreza y la marginación. Para la CVR el principal enemigo del Perú no es Abimael Guzmán sino Alberto Fujimori, a quien dedican los peores epítetos. El mayor violador de DDHH es el Estado, y la reconciliación pasa por el "juicio justo" a los terroristas, el encarcelamiento de los militares y, por supuesto, de Fujimori, más el pago de suculentas reparaciones. Ya han cumplido con gran parte de sus metas. Solo les falta montar el museo de los terrucos. ¿Para qué? ¿En serio es "para reflexionar"? Ya pues...

Dando pasitos cortos, la izquierda pro terruca argentina ha conseguido incluso montar su propia Universidad. Las organizaciones de DDHH son el mascarón de proa de la ex izquierda terrorista argentina. En el Perú, los viejos predicadores de la lucha armada han dejado sus discursos originales gracias a la pasividad y estupidez de los políticos de hoy, dedicados a posar para la foto apoyando las causas bobas de izquierda. Esto les permiten adelantar posiciones y ganar influencia en el aparato del Estado, sin necesidad de apelar a la violencia. Hoy son asesores estrella, lideres agitadores y hasta ganan votos. Si nos dejamos tomar el pelo con la retórica chapucera de la memoria, que no nos llame la atención que un ex terrorista recién liberado aparezca como outsider en cualquier momento.

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