sábado, 9 de agosto de 2014

Renacer liberal del progresismo


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El socialismo acaba cuando se termina el dinero de los demás, decía Margaret Thatcher con aquella sabiduría simple que la llevó a liderar junto con Ronald Reagan y el papa Juan Pablo II la troika que en los 80 empujó al comunismo mundial hasta depositarlo en el basurero de la historia. Pero también podríamos añadir que el socialismo acaba cuando el Estado toca el bolsillo del progresismo en lugar del de las empresas privadas, como está ocurriendo en estos días con la entrada en vigencia de la ley que obliga a los trabajadores independientes a ahorrar para su pensión de vejez.

De pronto un coro de progresistas afectados ha salido con voces indignadas a criticar al Estado por imponer una obligación al ciudadano sin respetar su madurez e independencia para tomar sus propias decisiones. Más aun, Gustavo Gorriti, el director de IDL-Reporteros asegura que ni siquiera existe justificación racional para la medida. Así de grave está la cosa. 

Recién ahora es cuando los progres descubren que la ONP o sistema público de pensiones que funciona desde que Moisés bajó del monte con la tablas de la ley, es una vergonzosa estafa. Reconocen que las AFPs son mejores que esa mafia estatal que ha perjudicado a millones de trabajadores en las últimas décadas ofreciendo pensiones ridículas, pero esta pequeña dosis de contradicción principista no deviene en la condena de este perverso sistema público sino más bien en anatemizar al sistema privado. Son progres, después de todo.

Para el progre no basta con reconocer que el sistema privado es mejor que el público, eso sería como reconocer que el capitalismo es infinitamente superior al socialismo. Las evidencias de la realidad no bastan. Por lo tanto se dedica a buscarle problemas al sistema. Y los encuentra. Desde luego. No hay sistema que conforme a todos y mucho menos un sistema a prueba de todo. Así es como el progresismo inicia su habitual tarea de demolición. Los idiotas del progresismo se caracterizan por perseguir utopías que solo existen en su mente, mientras tanto van destruyendo lo que hay en el mundo, es decir, lo que funciona, solo por el pecado de no ser perfecto

Los progres son expertos en criticar todo pero incapaces de construir algo. Y es por esa misma razón que siempre fracasan. IDL-Reporteros se ha dedicado a señalar defectillos en el sistema privado de pensiones sin siquiera tomarse la molestia de entender cuál es el criterio con el que se ha construido el sistema. Así es como montaron el escandalete de que el tope de edad para el cálculo de la pensión es de 110 años, lo cual es en el fondo una falacia. Desde luego, nunca se rectificaron luego de que los expertos explicaron la verdadera fórmula y el sentido que tiene ese tope.

Ahora que los progres son obligados a cotizar para su propia pensión del mañana, les parece injusto, y más aun que lo manejen las empresas privadas ya que la opción del Estado les resulta destestable. Es decir, acaban de descubrir que el Estado como administrador es un ladrón y que la obligación de cotizar para una pensión es un abuso. Pero esto es algo que ha venido ocurriendo al menos en el último siglo sin que nunca un progre diga nada para defender al trabajador. Jamás al progresismo se le ocurrió hacer estudios para demostrar lo nefasto que era el SNP, como lo hacen ahora con las AFPs, ni se atrevieron a llamar "abuso y prepotencia" a la imposición estatal de descontarle al trabajador un aporte para el sistema nacional de pensiones, y ni siquiera criticaron que el Estado se quede con todo lo aportado sin darle un centavo al trabajador que no demostraba aportes por más de 20 años. Todo un esquema de abuso e injusticia durante décadas que pasó desapercibido a los ojos del progresismo.

Ahora que los progres han descubierto la prepotencia del Estado y que la plata sale de los bolsillos de los contribuyentes y no solo de las grandes empresas, porque al final las grandes empresas se la sacan a los ciudadanos, parece que tendremos que darle cabida a los progres en el liberalismo. Lo que aun no se entiende es cómo el progresismo pide privilegios para los trabajadores independientes exigiendo que se anule la obligación de sus aportes pensionarios, mientras callan ante la obligación que persiste para los trabajadores dependientes. ¿Qué pasó con su tan cacareada igualdad ante la ley?

La moraleja que deja este escenario es que uno es progresista hasta que el Estado choca con tu bolsillo. 

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