domingo, 17 de noviembre de 2013

Chupamedias Rodrich


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Chupamedias es un término que calza perfectamente para describir a los adulones del poder, a los que ponen sus artes y mañas al servicio del régimen para sostenerlo y defenderlo contra todo y a costa de todo, apelando a leguleyadas y razonamientos torcidos para sacudirle el polvo de la sospecha, trasladando el foco del interés público hacía otros rumbos y personas, sin importar si para cumplir tan abyecta misión tiene que ensuciar algunas honras y decapitar inocentes. Es fácil reconocer a un chupamedias. Se juntan con los mermeleros de la prensa caviar, por su forma mercantilista de ejercer el periodismo levantando la imagen de alguien y/o hundiendo a sus rivales, especialmente en campañas políticas. Es decir, son los mercenarios del periodismo. Y alguien que calza perfectamente en ambas descripciones es Augusto Álvarez Ródrich. ¡Qué duda cabe!

Cristo decía: "por sus obras los conoceréis". Ahora podríamos decir: por sus artículos los reconocereís. No hay que ser muy perspicaz para descubrir el rol que juega Augusto Álvarez Ródrich en el periodismo caviar del país. Ha sido reclutado por el establishment caviar para cumplir una misión, aun cuando no sea un PUCP, deficiencia que sabe suplir con abnegada y fiel entrega a su labor de defensor de Ollanta Humala y mastín antifujimorista, antiaprista, anticastañedista y anti todo lo que no sea puramente rojo y caviar. Velasco Alvarado se enorgullecía de sus periodistas a los que llamaba "los mastines de la revolución". Ollanta ya puede decir lo mismo. Hoy AAR se ha convertido en uno de los perros más fieles del régimen y no se cansa de moverle la colita en cada artículo. 

En su columna de hoy AAR asegura que hay una red mafiosa paralela y ajena al gobierno. Incluso se pregunta ¿de qué crisis hablamos? aludiendo a la situación que vive el país luego del escándalo de sobreprotección policial a Oscar López Meneses. Como si sahumara incienso en las andas del poder, el chupamedias asegura que la única crisis podría ser la falta de gobernabilidad, cosa que sugiere evitar exigiendo la renuncia del almirante José Cueto, pues con eso, sumado al retiro de otros altos mandos policiales, la del ministro Pedraza y el asesor presidencial, el roche debe quedar superado. Es decir, todo el escándalo que supone la existencia de una red de chuponeo ilegal y la larga lista de renunciados no es una crisis. Para el ilustre caviar la moralidad del régimen está fuera de toda duda. Lo que hay que hacer es evitar la crisis de gobernabilidad, para lo cual solo falta que se vaya el almirante Cueto.

Con increíble dialéctica y frío cinismo, AAR dice que más allá de consideraciones a las FFAA lo importante es evitar que se le mueva el piso a Ollanta. Pule su prosa reafirmando que se debe evitar a cualquier costo que "el manto de sospecha llegue a envolver al propio presidente Humala". Así fue como el año pasado este señor se dedicó a denostar diariamente al premier Oscar Valdéz asegurando que su autoritarismo y verticalidad le daba una mala imagen a Ollanta Humala. Lo que en realidad odiaba era que Valdés no era un caviar y no estaba en su lista de engreídos. Por supuesto, el almirante Cueto tampoco está.

Y para terminar, como no podría ser de otra manera, al final de su columna AAR saca la chaveta y hace las típicas piruetas verbales de matón de barrio para escupir al aprismo y al fujimorismo. Sus ladridos amenazantes apuntan a un general PNP de quien exige que lo boten por sus vínculos con el aprismo. Rechaza las insinuaciones de Alberto Fujimori quejándose porque no cumple las normas de carcelería, y acaba por pulir el honor de Ollanta Humala afirmando que sería irresponsable dudar de él.

Faena completa de un chupamedias que se ha ganado su pan. Por lo menos esta semana.

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