miércoles, 29 de mayo de 2013

La publicidad del Estado


Acaban de promulgar con bombos y platillos una ley que pretende promocionar la alimentación saludable restringiendo la publicidad de lo que se llama "comida chatarra". Son las dictaduras de izquierda y las democracias de tinte socialista las que siempre andan preocupadas de lo que la gente debe hacer, ver, leer, comer, tomar, fumar y pensar. Andan siempre obsesionados por el diseño social y la construcción de una sociedad perfecta a base de prohibiciones y promociones. Por eso viven empeñados en formar una "conciencia social" y unos hábitos sociales que vayan de acuerdo con sus elevados criterios éticos, morales y políticos. Para ello no solo restringen la publicidad sino que también la emplean.

El uso de publicidad es parte de la manipulación social de los gobiernos que empezó disfrazada de acto de transparencia y de orientación al público, pero terminó convertida en simple propaganda política sin descaro ni control. Hoy se usa como propaganda electoral camuflada y como medio de manipulación mediática. La "publicidad engañosa" que tanto parece preocupar a algunos políticos no solo es de las empresas; también le corresponde a los gobiernos de todo nivel. Ayer hubo un escándalo en la Municipalidad Metropolitana de Lima al aprobarse un plan de medios, que no es otra cosa que publicidad. Una publicidad que fundamentalmente está orientada a camuflar la incapacidad de la gestión de la alcaldesa Susana Villarán. No hay otros fines.

Hace mucho ya que los gobiernos municipales recurren a la publicidad para cubrir su ineficiencia. Empezó con la creación de las hoy famosas y muy difundidas oficinas de "imagen institucional", que en buena cuenta es la central de prensa y propaganda del alcalde, y la encargada de revestir la incapacidad con publicidad. Son los que publican la revista institucional donde la imagen del alcalde aparece en cada página a todo color durante mil eventos, y los que saturan la ciudad con paneles y hasta los postes con carteles.

Sin duda el alcalde Luis Castañeda tiene el record de utilización de recursos municipales para propaganda. En su gestión Lima fue asfixiada con carteles y no se salvó ni un poste a lo largo de las avenidas que tenían una obra. Cada puente era rodeado por una docena de carteles que lo señalaban como obra de Castañeda y cada grada de sus escaleras llevaba su nombre. Las avenidas fueron cambiada sutilmente de nombre en los paneles de señalización, donde hasta hoy se lee "Nueva Av. Canadá", cuando en realidad se llama Av. Canadá. Pero hoy ese abominable ejemplo está siendo copiado por la alcaldesa Susana Villarán, convencida de que la gente la desaprueba por falta de propaganda.

¿Por qué nuestros políticos andan tan preocupados por la publicidad en supuesta defensa de la salud y no se ocupan de frenar estas malas prácticas institucionalizadas en municipios y ministerios? ¿La publicidad engañosa es solo condenable de parte de las empresas pero no por los gobiernos? ¿La utilización de fondos públicos para promocionar gestiones mediante publicidad no es condenable? Gracias a la desidia de estos políticos los gobiernos municipales incrementan sin control sus partidas para publicidad, las que hoy llegan a ser millonarias. En el caso del Estado peruano constituye un claro foco de corrupción y manipulación de medios. Esa publicidad no tiene ningún otro sentido que el de manipular a los medios. Más allá de eso no sirve absolutamente para nada.

1 comentario:

  1. Son millones de soles que gastan en inversion y en publicidad , Seria bueno que esos millones se usen en obras adicionales.

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