viernes, 22 de marzo de 2013

El inteligente voto limeño



Por: Felipe Cortijo Medina

Atribuirse el triunfo del No por la astucia maquiavélica de determinados actores políticos es francamente risible. Es ridículo creer a estas alturas que el PPC y PPK hayan sido los motores del impulso final del voto de la ciudadanía hacia el No. Nadie pudo prever el desenlace que ya ha pasado a ser uno de los fenómenos políticos más importantes de los últimos años en Lima. El voto limeño no pudo ser  direccionado tal como se dio, nadie pudo influir en esa decisión de marcar 19 veces No a la izquierda de la cédula y 20 veces Si a la derecha de la misma, fue un voto pensante.

Me río sobremanera de la ingenuidad de uno y otro bando, y ya se vuelven a ver las actitudes de soberbia y autosuficiencia en Lourdes Flores, Raúl Castro, y también de la inefable Susana Villarán. Si algo queda claro es que no han aprendido absolutamente nada de esta insólita e inesperada experiencia. La necedad en política termina por sepultar los deseos de alcanzar el poder. Ahí vemos a Julio Cotler aconsejando un reacomodo de las fuerzas comunistas con miras al 2014, y lo más absurdamente torpe, lanzar de candidata a Marisa Glave, la generadora de toda la debacle de esta administración municipal, ¿se puede ser más necio en alguien que se declara científico social?, ese es un acto clamoroso de miopía prejuiciosa, no soporta un examen.

Pero lo peor no es esto. Se intenta reconstruir (yo diría experimentar) la administración del nuevo gobierno municipal metropolitano con un gobierno de “ancha base”, idea lanzada al aire como globo de ensayo para ver la reacción de ambos lados. Increíblemente, la que se muestra reticente a este experimento es la misma Susana Villarán, quien alega que sea demasiado pronto para decidirlo, es más, para ella la ciudadanía “no se ha mostrado descontenta con su administración”, sino todo lo contrario, le ha dado un voto de confianza.

Por más que parezca absurdo, la clase política esta convencida, a pesar de todos indicios, que las campañas se limitan a publicidad y dinero para convencer a la gente. Hasta hoy no se ha hecho una real autocrítica de todo su desempeño en este proceso electoral, ninguno de los dos bandos contrarios lo ha hecho. Y es que lo primero que deberían tener en cuenta es que ninguno de los dos consiguió su objetivo, ninguno pudo preveer el resultado del 17 de marzo, pero ya no se puede ir en contra de la estulticia de los políticos, finalmente se celebraron pírricas victorias.

El voto limeño en la revocatoria fue un voto pensante, inteligente, Lima no es provincia, no se deja llevar fácilmente por consignas políticas, no son masas adoctrinadas como las de Gregorio Santos y el ex cura Marco Arana. Lima, léase bien, fue el último reducto de la lucha contra el terrorismo, estamos conscientes y somos especialmente susceptibles a las demostraciones de violencia, y a los que apoyan o la practican. El voto del 17 de marzo fue un voto contra la absurda administración de algunos políticos vinculados directa o indirectamente a la violencia política. El ciudadano reconoce en Marisa Glave y Eduardo Zegarra (además de la propia Villarán) a dos responsables de las consabidas políticas progresistas que llevaron a una situación de hartazgo. Han estado a solo un paso de ser echados de la manera más vergonzosa, con a una alcaldesa que nunca supo gobernar con prioridades y medidas realistas. Después de todo es una alcaldesa netamente caviar.

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