domingo, 30 de diciembre de 2012

EL RIO RIMAC ES CULPABLE!!


Cuando aparecieron las primeras notorias filtraciones, los mas "entendidos" voceros de la MML minimizaron los hechos. Cuando se inundó la Vía Parque Rimac y quedó una camioneta varada a mitad de lo que parecía una laguna, Villarán y su gente repetía como un mantra que era una "inundación calculada". Hasta que a las 4 de la madrugada la fuerza del caudaloso río Rimac se trajo abajo el débil muro de contención y pasó a inundar la Vía Parque Rimac, cargando herramientas y equipo pesado en su camino...y también las pocas absurdas explicaciones que le quedaba a la alcaldesa y su séquito de "intelectuales".

Horas antes de caer las paredes, la empresa LAMSAC (manejada por brasileros) sabedores de su error en los cálculos  sugirió que todos los trabajadores abandonen la obra. Sabían que los muros de contención cederían  El expediente técnico en el que se basaron para construir los muros (aprobado por los genios de la MML), tomó en cuenta un caudal de 120m3/s y eso también se aplicó a la construcción del canal. Sin embargo los expertos en estas construcciones recomiendan se considere un factor de seguridad mayor, máxime si el clima es inestable como en Perú y cambiante en todo el mundo por estos tiempos. 

Es una falla clamorosa de ingeniería el no considerar un factor de seguridad mucho más alto al promedio. Construyeron muros de contención muy débiles, aun cuando fueran provisionales, pues implicaba un alto riesgo para los trabajadores. El murito cedió en uno de los puntos donde el discurrir del mismo caudal aumenta su velocidad, y donde horas antes había estado personal de los bomberos y de INDECI inspeccionando el muro de manera suicida. Es una cuestión de Física elemental, amigos de OAS. No hace falta gran conocimiento de mecánica de fluidos y resistencia de materiales para darse cuenta que esta estructura estuvo mal diseñada. Los hechos lo dicen.

LAMSAC paga todo! Es el cuento que comenzaron a repartir los genios ediles. Pues no! LAMSAC solo cubre hasta un limite de 5 millones de los verdes... y despues? Otros, muy vivos ellos te quieren callar diciendo que LAMSAC financia la obra integramente! Tu plata no financia nada, cholito! Tampoco es totalmente cierto. Los brasileros tienen una concesion (Linea Amarilla) para cobrar peaje por casi 30 años y si no hacen caja subirán la tarifa. Y si la gente no lo usa por caro, como ya sucedió en el Calllao, se nos vendrá otra broncaza que mucho me temo terminara en juicio.

El colmo del cinismo fue que la MML, es decir, los incompetentes de Farsa Social, no quisieron asumir ningún pasivo, ni siquiera político. Luego de haber hecho de esa fracasada obra su emblema de gestión. Yo soy la alcaldesa pero no sé nada! Mientras que otros insistían con el psicosocial de "todo estaba previsto". Encima la agitadora ambientalista y buena para nada Marisa Glave tiene la conciencia de culpar al río!

Los defensores y protectores de la alcaldesa se quejan del reclamo contra ella. Al río Rimac no podríamos reclamarle tal desastre. Además esta es la obra emblematica de la Sra Villarán, quien señalaba esta obra como su gran legado al panorama urbano de Lima. También dicen periodistas mermeleros que le hacen la corte a la caviarada edil, que Villarán solo es "responsable política", pero ella no ha dicho ni eso, como lo hizo en el caso del Paradazo. Una vez más los ineptos se lavan las manos y todo sigue igual.

Esto es algo que solo se arregla con la revocatoria. SI a la revocatoria. Y pronto!

www.elvisocc.org

La prensa mermelera caviar


En estos días los más esforzados periodistas son los mermeleros de la prensa caviar y progre. Hay que saber diferenciarlos. Un progre no siempre es un caviar, aunque todo caviar es un progre. Pero al margen de eso están los mermeleros de la prensa caviar, que no siempre son progres ni caviares pero patean para el arco contrario por puros intereses de grupo y a veces por intereses muy personales.

Es así como estos mermeleros acaban defendiendo lo indefendible, apelando para ello a la magia de su retórica y a una lógica política que ya quisiera haberla tenido Maquiavelo. Además, claro, de apelar a la mentira camuflada, a medias verdades y al ocultamiento de información incómoda. La prensa mermelera caviar es toda una escuela del periodismo peruano que debería crear una franquicia internacional. 

Rosa María Palacios es un excelente ejemplo de esta escuela. Hoy apela a toda su técnica confusionista para dejar al lector más aturdido que cuy de tómbola. Empieza mencionando la rotura de una vieja matriz de agua en Villa María del Triunfo, de la cual dice que todos quedamos contentos. ¿Si? Bueno, eso es lo que esta señorona quiere hacerle creer a su incauto lector. Pero lo cierto es que muchos volvimos a reclamar la privatización de esa empresa estatal incompetente. ¿Algo más se puede hacer? ¿Pedir la cabeza del jefe de SEDAPAL que nadie sabe quién es? No tendría ningún sentido hacerlo. Y que yo sepa la misma RMP no ha dicho nada más. 

Luego RMP compara la reacción anterior con la surgida ante la rotura de una pared del proyecto Parque Rímac y se sorprende de que todos se vayan contra la alcaldesa Villarán. ¿Qué tiene esto de increíble? ¿No es Villarán la principal promotora de esta obra? ¿No es Villarán la que tiene a flor de labios lo maravilloso que será esta obra para Lima en cuanta entrevista concede? ¿A quién entonces habría que reclamarle el rochoso colapso de la obra con la aparatosa inundación de lo hasta hoy ejecutado? En realidad no hay de qué sorprenderse pues las reacciones son perfectamente adecuadas. En otras ocasiones se le ha escuchado a RMP siendo más inteligente frente a las reacciones de los medios, pero ahora se esfuerza por cuestionarla. Y todo en aras de salvar a su defendida alcaldesa del naufragio. 

Pero la cereza del artículo es la supuesta "inconsistencia ideológica" a la que alude esta señorona, quien por algo se ha ganado el híbrido apelativo de "fujicaviar" junto a su compañero de batalla AAR. Inconsistencia ideológica es titular su artículo "Cuando los rojos privatizan". Incluso yo llamaría a eso estupidez ideológica ya que en el Perú los rojos nunca han privatizado ni privatizarán jamás. Y desde luego que los incapaces que hoy regentan la MML no serían capaces de privatizar ni el servicio de recojo de basura. Alguien tendría que leer las columnas de RMP antes de publicarlas y corregir todas las barbaridades que perpetra. 

Para colmo, RMP se da maña para citar mal a Lourdes Flores, en una frase sacada de contexto, y sugerir que en la revocatoria de Susana Villarán se verá "¿quién se pondrá del lado de la decencia y quién del lado de la corrupción?". Vaya, vaya. Ni más ni menos. Así trabaja la prensa mermelera caviar.

La revocatoria de Susana Villarán tiene, según todas las encuestas, un mayoritario respaldo, especialmente en los sectores C y D, donde llega al 70%. Francamente resulta poco elegante, por no decir arrogante y estúpido, sugerir que toda esa población esté de lado de la corrupción y de las mafias. Al cabo de dos años de gestión municipal de parte de una plaga de incompetentes conformada por sociólogos, abogadillos y activistas ambientalistas de la izquierda cavernaria y parásita, lo que tiene claro la mayoría de ciudadanos es que Lima no puede seguir perdiendo el tiempo en retórica y psicosociales. 

martes, 25 de diciembre de 2012

¡Revoquemos el Congreso!


¿Hasta cuándo los congresistas van a abusar de la paciencia y la confianza del pueblo peruano? ¿Hasta cuándo vamos a seguir manteniendo a estos personajes de poca monta? ¿Cuándo se modificará la Constitución para poder revocarlos? ¿Acaso estaremos condenados a soportar y sufrir sus exabruptos de poder, sus latrocinios, sus corruptelas, su ignorancia y hasta su traición a la patria?

¡Revoquemos al Congreso! Lo que debemos hacer es juntar firmas suficientes para forzar un Referendo Constitucional que permita incluir en nuestra Carta Magna la figura de la revocatoria parlamentaria. Tal cual están las cosas, los congresistas tienen un lustro para hacer lo que les venga en gana, desde tráfico de influencias hasta violar a su ayudante. Y lo peor es que después se largan ¡con una pensión de por vida!

Lo que ocurre con los congresistas es más que indignante. Ellos han generado en el pueblo un sentimiento nuevo y especial de repulsión que antes no se conocía. El pueblo los elige y les paga para que atiendan sus negociados particulares, den empleo a sus queridas, satisfagan sus vicios personales. Se supone que ellos son los que representan a un sector de la población llevando sus inquietudes al Congreso y legislar o fiscalizar el poder, pero una vez juramentados se dedican a todos sus enjuagues menos a sus verdaderas funciones.

El colmo de la desfachatez y desvergüenza fue el aumento que se dieron, como "gastos de representación", como si fueran gerentes de una empresa. Inclusive la Ministra Jara cobró semejante bono cuando siendo ministra no se asoma por el Congreso ni para completar su bancada. ¿Quiere decir que la servidora de Dios está comiendo a dos cachetes? Es de vergüenza ajena ver cómo una ley para aumentarse el sueldo es resuelto en minutos por estos individuos, mientras otros proyectos son archivados sin siquiera darle una mirada al encabezado.

Decia Elbert Hubbard: "La democracia tiene al menos un merito y es que un miembro del Parlamento no puede ser más incompetente que aquellos que lo eligieron". Este señor no alcanzó a conocer el Congreso peruano. De lo contrario hubiera tenido que reescribir esa frase, comprobando que muchos de los congresistas peruanos son más ignorantes, incompetentes e inútiles que una tortuga boca arriba.

Cuando un peruano de a pie es haragán, zángano, trafero, corrupto o ladrón, no solo pierde el trabajo y el respeto de los suyos, puede hasta terminar en la cárcel. Nadie lo blinda. ¿Por qué los Congresistas no pueden ser despedidos de sus funciones o llevados a la cárcel por violar a una empleada, contratar como asesor a un chofer, falsificar un título o por simple incompetencia e ignorancia para el cargo? ¿Por qué tienen cheque en blanco para hacer lo que les de la gana? ¿Por qué tenemos que tragarnos sus aires de "me cago en tu indignacion"? Yo te digo por qué, pues porque están seguros que no los revocaremos. Al igual que los incompetentes maestros del SUTEP que viven tranquilos disfrutando de la estabilidad laboral, estos parásitos del Congreso no solo tienen estabilidad laboral sino una jugosa pensión de por vida sin hacer nada!

Hay un grupo de peruanos hartos de estos parásitos y están promoviendo un Referendo Constitucional para introducir la figura de la revocatoria y disolución del Congreso. Si te interesa y crees que es una causa justa y una medida necesaria, este es su pagina. Has sentir tu bien fundada ira.  http://www.facebook.com/pages/Revoquemos-El-Congreso/235668073233631


   

sábado, 22 de diciembre de 2012

El legado de Hugo Chávez



Si en algo están de acuerdo los venezolanos partidarios del gobierno y los de la oposición, es en que la vida cotidiana en Venezuela es una seguidilla interminable de frustraciones innecesarias.

Algunos ejemplos recientes: deficiencias portuarias retrasaron varias semanas la llegada de pinos navideños importados de Canadá esta temporada, encareciéndolos al punto de que ahora vale cientos de dólares cada uno. Casi no hay repuestos para automóviles en el mercado. Las viviendas de bajo precio que entrega el gobierno se fabrican tan rápido que no hay control de calidad y sus tuberías gotean por todas partes.

¿Cómo se explica entonces que el enfermo Hugo Chávez haya sido reelecto con amplio margen en octubre pasado?

La respuesta está en la personalidad de Chávez y su capacidad de seducción y en el dinero que ha sabido regalar con iguales dosis de generosidad e irresponsabilidad. Como todos los caudillos de la historia -ejemplos hay muchos y de todos hay que sospechar-, logró convencer a la mayoría de sus ciudadanos de que no hay jefe como él. Los ha convencido de que su revolución bolivariana es buena, y que él, Chávez, es sinónimo de esa revolución. Y si la realidad no calza con esa convicción, pues no es culpa de él, sino del imperialismo norteamericano. O de la oposición. O de los mandos medios en el gobierno que no supieron llevar a la práctica sus ideas.

Hay otras causas que llevaron al chavismo, como la corrupción, la decadencia de los partidos políticos tradicionales y la falta de instituciones sólidas. Chávez y el chavismo son un prodcuto de la historia de Venezuela.

Pero ahora que Chávez se enfrenta a su propia muerte, enfrenta también la muerte de su propio proyecto político. Tal como ha sucedido con todos los caudillos en la historia. Un gobernante que desprecia las estructuras de gobierno puede desmantelarlas solo si construye otras en su reemplazo. Pero los autócratas desconfían de las estructuras porque ellas requieren confiar en el criterio de otras personas, y los autócratas por definición desconfían de los demás y quieren tomar todas las decisiones y dar todas las órdenes.

La responsabilidad del gobernante, más que dar todas las órdenes y tomar todas las decisiones, consiste en liderar a un grupo de personas para que lleven a cabo un programa de gobierno colectivo. Gobernar un país, más que cualquier otra cosa, es un trabajo de equipo.

Chávez nunca entendió esto. Al aferrarse a tomar todas las decisiones y rodearse de yes men, debilitó las instituciones políticas, económicas y administrativas de Venezuela, y su actitud de “después de mí el diluvio” se convierte en una profecía autocumplida.

Oncólogos que han seguido las cirugías, radioterapias y quimioterapias de Chávez concuerdan en que su sintomatología, recurrencia y tratamiento son consistentes con un diagnóstico de sarcoma, una rara forma de cáncer muy difícil de extirpar que ataca músculos y ligamentos de la zona pélvica. El gobierno venezolano ha guardado estricto silencio sobre los detalles clínicos de la salud del caudillo, pero un par de médicos estadounidenses expertos en sarcoma, entrevistados por The Wall Street Journal, le han dado a Chavéz 50% de probabilidad de morir antes de seis meses.

Venezuela se prepara entonces para un Chávez muerto en los próximos meses, si es que llega a asumir su tercer período el 10 de enero. Eso significa, según la Constitución venezolana, elecciones presidenciales 30 días después de su muerte.

Chávez ha nombrado como sucesor a su leal vicepresidente, Nicolás Maduro, quien precisamente por su lealtad, es incapaz de reemplazarlo como gobernante ni como candidato. Maduro representa al “ala civil”, más socialista, del chavismo. Otro sector del oficialismo, vinculado a las fuerzas armadas, es más nacionalista que socialista, se ha distanciado de La Habana y ya tiene como potencial candidato al ex militar, diputado y presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.

La oposición, dividida en innumerables facciones desde el comienzo del gobierno de Chávez en 1999, se unió finalmente en torno a Henrique Capriles para las elecciones presidenciales de octubre pasado y obtuvo el 45% de los votos. Esa unidad probablemente se mantendrá si Capriles vuelve a ser candidato presidencial, cosa probable tras haber sido reelecto gobernador del estado de Miranda.

La tragedia para Venezuela es que en cualquiera de los escenarios probables, los vacíos de poder y la debilidad institucional tenderán a traducirse en batallas y rencillas en el aparato de gobierno, debilitado por Chávez al gobernar como caudillo en lugar de hacerlo como presidente. El gobierno tenderá a la atomización y las fuerzas armadas se atrincherarán en los bastiones de poder económico donde se han enquistado. Los militares hoy día controlan empresas y negocios como no ocurre en ningún otro país latinoamericano, y esa es una variable política que tendrá peso en cualquiera de los futuros escenarios políticos de Venezuela.

Todo esto sucede cuando empieza un año que todos pronostican difícil en lo económico después del despilfarro de 2012, con devaluación del bolívar, mayor inflación y una tasa de crecimiento mucho menor que la el expansivo 2012.

Incluso si la oposición se mantiene unida y logra llevar a Henrique Capriles a la presidencia en 2013 ó 2014, convertir a Venezuela en una verdadera democracia no será tarea fácil.




América Economía


viernes, 21 de diciembre de 2012

¿QUE SIGNIFICA SER LIBERAL?

por Carlos Alberto Montaner

El liberalismo parte de una hipótesis filosófica, casi religiosa, que postula la existencia de derechos naturales que no se pueden conculcar porque no se deben al Estado ni a la magnanimidad de los gobiernos sino a la condición especial de los seres humanos. Esa es la piedra angular sobre la que descansa todo el edificio teórico, y se le atribuye a los estoicos y al fundador de esa escuela, Zenón de Citia, quien defendió que los derechos no provenían de la fratría a la que se pertenecía o de la ciudad en la que se había nacido, sino del carácter racional y diferente a las demás criaturas que poseen las personas.

Antes de definir qué es el liberalismo, qué es ser liberal, y cuáles son los fundamentos básicos en los que coinciden los liberales, es conveniente advertir que no estamos ante un dogma sagrado, sino frente a varias creencias básicas deducidas de la experiencia y no de hipótesis abstractas, como ocurría, por ejemplo, con el marxismo.

Esto es importante establecerlo ab initio, porque se debe rechazar la errada suposición de que el liberalismo es una ideología. Una ideología es siempre una concepción del acontecer humano —de su historia, de su forma de realizar las transacciones, de la manera en que deberían hacerse—, concepción que parte del rígido criterio de que el ideólogo conoce de dónde viene la humanidad, por qué se desplaza en esa dirección y hacia dónde debe ir. De ahí que toda ideología, por definición, sea un tratado de «ingeniería social», y cada ideólogo sea, a su vez, un «ingeniero social». Alguien consagrado a la siempre peligrosa tarea de crear «hombres nuevos», personas no contaminadas por las huellas del antiguo régimen. Alguien dedicado a guiar a la tribu hacia una tierra prometida cuya ubicación le ha sido revelada por los escritos sagrados de ciertos «pensadores de lámpara», como les llamara José Martí a esos filósofos de laboratorio en permanente desencuentro con la vida. Sólo que esa actitud, a la que no sería descaminado calificar como moisenismo, lamentablemente suele dar lugar a grandes catástrofes, y en ella está, como señalara Popper, el origen del totalitarismo. Cuando alguien disiente, o cuando alguien trata de escapar del luminoso y fantástico proyecto diseñado por el «ingeniero social», es el momento de apelar a los paredones, a los calabozos, y al ocultamiento sistemático de la verdad. Lo importante es que los libros sagrados, como sucedía dentro del método escolástico, nunca resulten desmentidos.

Un liberal, en cambio, lejos de partir de libros sagrados para reformar a la especie humana y conducirla al paraíso terrenal, se limita a extraer consecuencias de lo que observa en la sociedad, y luego propone instituciones que probablemente contribuyan a alentar la ocurrencia de ciertos comportamientos benéficos para la mayoría. Un liberal tiene que someter su conducta a la tolerancia de los demás criterios y debe estar siempre dispuesto a convivir con lo que no le gusta. Un liberal no sabe hacia dónde marcha la humanidad y no se propone, por lo tanto, guiarla a sitio alguno. Ese destino tendrá que forjarlo libremente cada generación de acuerdo con lo que en cada momento le parezca conveniente hacer.

Al margen de las advertencias y actitudes anteriormente consignadas, una definición de los rasgos que perfilan la cosmovisión liberal debe comenzar por una referencia al constitucionalismo. En efecto, John Locke, a quien pudiéramos calificar como «padre del liberalismo político», tras contemplar los desastres de Inglaterra a fines del siglo XVII, cuando la autoridad real británica absoluta entró en su crisis definitiva, dedujo que, para evitar las guerras civiles, la dictadura de los tiranos, o los excesos de la soberanía popular, era conveniente fragmentar la autoridad en diversos «poderes», además de depositar la legitimidad de gobernantes y gobernados en un texto constitucional que salvaguardara los derechos inalienables de las personas, dando lugar a lo que luego se llamaría un Estado de Derecho. Es decir, una sociedad racionalmente organizada, que dirime pacíficamente sus conflictos mediante leyes imparciales que en ningún caso pueden conculcar los derechos fundamentales de los individuos. Y no andaba descaminado el padre Locke: la experiencia ha demostrado que las veinticinco sociedades más prósperas y felices del planeta son, precisamente, aquellas que han conseguido congregarse en torno a constituciones que presiden todos los actos de la comunidad y garantizan la transmisión organizada y legítima de la autoridad mediante consultas democráticas.

Otro británico, Adam Smith, un siglo más tarde, siguió el mismo camino deductivo para inferir su predilección por el mercado. ¿Cómo era posible, sin que nadie lo coordinara, que las panaderías de Londres —entonces el 80% del gasto familiar se dedicaba a pan— supiesen cuánto pan producir, de manera que no se horneara ni más ni menos harina de trigo que la necesaria para no perder ventas o para no llenar los anaqueles de inservible pan viejo? ¿Cómo se establecían precios más o menos uniformes para tan necesario alimento sin la mediación de la autoridad? ¿Por qué los panaderos, en defensa de sus intereses egoístas, no subían el precio del pan ilimitadamente y se aprovechaban de la perentoria necesidad de alimentarse que tenía la clientela?

Todo eso lo explicaba el mercado. El mercado era un sistema autónomo de producir bienes y servicios, no controlado por nadie, que generaba un orden económico espontáneo, impulsado por la búsqueda del beneficio personal, pero autorregulado por un cierto equilibrio natural provocado por las relaciones de conveniencia surgidas de las transacciones entre la oferta y la demanda. Los precios, a su vez, constituían un modo de información. Los precios no eran «justos» o «injustos», simplemente, eran el lenguaje con que funcionaba ese delicado sistema, múltiple y mutante, con arreglo a los imponderables deseos, necesidades e informaciones que mutua e incesantemente se transmitían los consumidores y productores. Ahí radicaba el secreto y la fuerza de la economía capitalista: en el mercado. Y mientras menos interfirieran en él los poderes públicos, mejor funcionaría, puesto que cada interferencia, cada manipulación de los precios, creaba una distorsión, por pequeña que fuera, que afectaba a todos los aspectos de la economía.

Otro de los principios básicos que aúnan a los liberales es el respeto por la propiedad privada. Actitud que no se deriva de una concepción dogmática contraria a la solidaridad —como suelen afirmar los adversarios del liberalismo—, sino de otra observación extraída de la realidad y de disquisiciones asentadas en la ética: al margen de la manifiesta superioridad para producir bienes y servicios que se da en el capitalismo cuando se le contrasta con el socialismo, donde no hay propiedad privada no existen las libertades individuales, pues todos estamos en manos de un Estado que nos dispensa y administra arbitrariamente los medios para que subsistamos (o perezcamos). El derecho a la propiedad privada, por otra parte, como no se cansó de escribir Murray N. Rothbard —siguiendo de cerca el pensamiento de Locke—, se apoyaba en un fundamento moral incontestable: si todo hombre, por el hecho de serlo, nacía libre, y si era libre y dueño de su persona para hacer con su vida lo que deseara, la riqueza que creara con su trabajo le pertenecía a él y a ningún otro.

¿En qué más creen los liberales? Obviamente, en el valor básico que le da nombre y sentido al grupo: la libertad individual. Libertad que se puede definir como un modo de relación con los demás en el que la persona puede tomar la mayor parte de las decisiones que afectan su vida dentro de las limitaciones que dicta la realidad. Le toca a ella decidir las creencias que asume o rechaza, el lugar en el que quiere vivir, el trabajo o la profesión que desea ejercer, el círculo de sus amistades y afectos, los bienes que adquiere o que enajena, el «estilo» que desea darle a su vida y —por supuesto— la participación directa o indirecta en el manejo de eso a lo que se llama «la cosa pública».

Esa libertad individual está —claro— indisolublemente ligada a la responsabilidad individual. Un buen liberal sabe exigir sus derechos, pero no rehúye sus deberes, pues admite que se trata de las dos caras de la misma moneda. Los asume plenamente, pues entiende que sólo pueden ser libres las sociedades que saben ser responsables, convicción que debe ir mucho más allá de una hermosa petición de principios.

¿Qué otros elementos liberales, realmente fundamentales, habría que añadir a este breve inventario? Pocas cosas, pero acaso muy relevantes: un buen liberal tendrá perfectamente clara cuál debe ser su relación con el poder. Es él, como ciudadano, quien manda, y es el gobierno quien obedece. Es él quien vigila, y es el gobierno quien resulta vigilado. Los funcionarios, electos o designados —da exactamente igual—, se pagan con el erario público, lo que automáticamente los convierte —o los debiera convertir— en servidores públicos sujetos al implacable escrutinio de los medios de comunicación, y a la auditoría constante de las instituciones pertinentes.

Por último: la experiencia demuestra que es mejor fragmentar la autoridad, para que quienes tomen decisiones que afecten a la comunidad estén más cerca de los que se vean afectados por esas acciones. Esa proximidad suele traducirse en mejores formas de gobierno. De ahí la predilección liberal por el parlamentarismo, el federalismo o la representación proporcional, y de ahí el peso decisivo que el liberal defiende para las ciudades o municipios. De lo que se trata es de que los poderes públicos no sean más que los necesarios, y que la rendición de cuentas sea mucho más sencilla y transparente.

¿Qué creen, en suma, los liberales? Vale la pena concretarlo ahora de manera sintética. Los liberales sostenemos ocho creencias fundamentales extraídas, insisto, de la experiencia, y todas ellas pueden recitarse casi con la cadencia de una oración laica:
Creemos en la libertad y la responsabilidad individuales como valores supremos de la comunidad.
Creemos en la importancia de la tolerancia y en la aceptación de las diferencias y la pluralidad como virtudes esenciales para preservar la convivencia pacífica.
Creemos en la existencia de la propiedad privada, y en una legislación que la ampare, para que ambas —libertad y responsabilidad— puedan ser realmente ejercidas.
Creemos en la convivencia dentro de un Estado de Derecho regido por una Constitución que salvaguarde los derechos inalienables de la persona y en la que las leyes sean neutrales y universales para fomentar la meritocracia y que nadie tenga privilegios.
Creemos en que el mercado —un mercado abierto a la competencia y sin controles de precios— es la forma más eficaz de realizar las transacciones económicas y de asignar recursos. Al menos, mucho más eficaz y moralmente justa que la arbitraria designación de ganadores y perdedores que se da en las sociedades colectivistas diseñadas por “ingenieros sociales” y dirigidas por comisarios.
Creemos en la supremacía de una sociedad civil formada por ciudadanos, no por súbditos, que voluntaria y libremente segrega cierto tipo de Estado para su disfrute y beneficio, y no al revés.
Creemos en la democracia representativa como método para la toma de decisiones colectivas, con garantías de que los derechos de la minorías no puedan ser atropellados.
Creemos en que el gobierno —mientras menos, mejor—, siempre compuesto por servidores públicos, totalmente obediente a las leyes, debe rendir cuentas con arreglo a la ley y estar sujeto a la inspección constante de los ciudadanos.
Quien suscriba estos ocho criterios es un liberal. Se puede ser un convencido militante de la Escuela austriaca fundada por Carl Menger; se puede ser ilusionadamente monetarista, como Milton Friedman, o institucionalista, como Ronald Coase y Douglass North; se puede ser culturalista, como Gary Becker y Larry Harrison; se puede creer en la conveniencia de suprimir los «bancos de emisión», como Hayek, o predicar la vuelta al patrón oro, como prescribía Mises; se puede pensar, como los peruanos Enrique Ghersi o Álvaro Vargas Llosa, neorrusonianos sin advertirlo, en que cualquier forma de instrucción pública pudiera llegar a ser contraria a los intereses de los individuos; o se puede poner el acento en la labor fiscalizadora de la «acción pública», como han hecho James Buchanan y sus discípulos, pero esas escuelas y criterios sólo constituyen los matices y las opiniones de un permanente debate que existe en el seno del liberalismo, no la sustancia de un pensamiento liberal muy rico, complejo y variado, con varios siglos de existencia constantemente enriquecida, ideario que se fundamenta en la ética, la filosofía, el derecho y -naturalmente- en la economía. Lo básico, lo que define y unifica a los liberales, más allá de las enjundiosas polémicas que pueden contemplarse o escucharse en diversas escuelas, seminarios o ilustres cenáculos del prestigio de la Sociedad Mont Pélerin, son esas ocho creencias antes consignadas. Ahí está la clave.

Congresistas desubicados


La situación del actual Congreso no podría ser peor, luego del anunciado aumento de sus gastos operativos que es una forma de enmascarar el sueldo. Además de esta muestra evidente de ambición subalterna, cuya celeridad para la aprobación no ha merecido el más mínimo debate, contrastando con la letargia que sufren otros temas fundamentales que el país espera, hay muchas otras razones que indignan con sobrada razón a los ciudadanos. Pasemos por alto el lamentable nivel cultural de la gran mayoría de estos congresistas que parecen recogidos de las calles en plena fiesta popular. Lo que no se puede pasar por alto el es el nivel ético que muchos ostentan y que paulatinamente se va revelando de pura casualidad. Algunos incluso llegan a la estupidez de mentir en sus hojas de vida agregándose niveles académicos falsos, cuando nadie les pide siquiera que sepan leer. Pero sin duda lo peor son los delincuentes, que también los hay.

A todo lo dicho debemos añadir que una aplastante mayoría de congresistas llega al Congreso sin tener una idea cabal de cuál será su función en el Congreso. La Constitución no es muy clara a este respecto. Solo dice que los congresistas representan a la nación, pero en ningún lado se explica como se ejerce este papel. Entonces cada quién lo entiende a su manera. Algunos, como Javier Diez Canseco, asumen que su función es servir de tramitadores. Afirma que al mes hace unos 5 mil trámites de ciudadanos ante diversas instancias del Ejecutivo. Otros sostienen que su misión es visitar sus provincias no se sabe bien para qué, pero nos consta que lo que hacen es su propia campaña política. 

No faltan los congresistas que asumen su función como agentes de caridad. Cecilia Tait ha sustentado el aumento asegurando que no le alcanza la plata para sus obras de caridad. A otros simplemente no les interesa nada sino cobrar. Se pasan los 5 años como parásitos para salir como dueños de negocios propios que nunca tuvieron. A algunos se les ha dado por ser dueños de hostales al paso. Y todavía nos falta mencionar a los pirañitas del Congreso, que ingresan a cometer fechorías cojudas como nombrar a su amante o a su empleada o su chofer como asesores para quitarles medio sueldo. Y claro, debemos recordar que cada congresista cuenta con cinco asesores más secretaria. No uno sino cinco asesores. Está bien que todo congresista sea una muestra de ignorancia supina pero dotarlo de tantos asesores es incomprensible. Si se presenta a una función siendo un perfecto ignorante al menos debería tener la decencia de contratar a sus asesores con su propio dinero y no con el de todos los peruanos. Al final nadie sabe exactamente cuánto nos cuesta cada congresista si sumamos todas las gollerías de que disponen para su ignota función. 

De acuerdo a las recientes declaraciones de los congresistas más mediáticos, como Yehude Simons, ellos cumplen con discutir sus proyectos y si el Ejecutivo los observa no es culpa suya. ¿De quién será la culpa de no coordinar adecuadamente un proyecto con el Ejecutivo? Muchos congresistas proponen proyectos sin la menor idea de sus proyecciones en el gasto público, sin preocuparse por su financiación y sin tener ideas claras sobre sus efectos en el ámbito general de la vida nacional. Todavía viven bajo la mentalidad de que el Estado es el gran dios que todo lo soluciona con una ley. Y cada congresista duerme con el sueño de la ley propia. Algunos son fanáticos de las mociones de saludo, otros de las celebraciones de los días de algo y otros más, de las premiaciones a cuanto artista o deportista destacado se les ocurra. 

El patético Congreso peruano merece ser reformulado desde sus orígenes. Debemos volver a las dos cámaras señalando con precisión las funciones que cada una cumple en la democracia. Hay que imponer requisitos más elevados para aspirar a congresista, incluyendo un examen de política pública, historia y Constitución. Si bien no se les puede exigir grados académicos al menos esto debería ser compensado con participación en la vida económica del país, mediante actividades empresariales o profesionales formales y de larga data. No se puede permitir el ingreso al Congreso de informales, parásitos ni ignorantes. Y algunos son todo eso. En suma ya es hora de poner en la agenda la discusión de la reforma de la Constitución para conformar un Congreso decente, que vaya acorde con el progreso que está experimentando el país. Basta de saltimbanquis. ¿Será necesario cerrar este Congreso para hacer eso? 

jueves, 20 de diciembre de 2012

El Congreso en salsa de choros


Uno de los puntos más flacos de la Constitución del 93 es el diseño del Congreso, el cual fue reducido a una feria de saltimbanquis improvisados y angurrientos que, en su gran mayoría, solo aportan su ignorancia y desfachatez a la política nacional. La forma que tiene el Congreso peruano obedece tan solo al desprecio generalizado frente a esta institución, y cuyo primer signo visible fue el masivo respaldo popular que obtuvo el cierre del Congreso por parte del presidente Fujimori. Sin embargo, lejos de tomarse un tiempo para analizar el problema y discutir las soluciones a la falta de institucionalidad democrática en el país, los constituyentes de la CCD prefirieron institucionalizar el desprecio a la representación política. 

El resultado fue que el Congreso instaurado en la Constitución acabó siendo solo una copia del Congreso Constituyente que fue convocado bajo la premisa de su provisionalidad. Es decir, no obedece a teoría política alguna que sustente su forma y número. No hay detrás de esa institución creada, ningún sentido de representación. Es apenas un montón de gente convocada para montar el circo parlamentario y llenar un hemiciclo, con lo cual se pretende aparentar que tenemos instituciones democráticas. Pero lo cierto es que la institucionalidad democrática y la representación política se construye con mucho más que solo un montón de gente inculta reunida en un recinto. Lo más grave es que hemos entregado la discusión de los problemas más importantes del país a un montón de ignorantes. Con contadas excepciones. 

El resultado es que hoy ni los propios congresistas tienen la menor idea de lo que significa la representación que supuestamente ejercen ni cómo la tienen que ejercer. No se sabe cuál es exactamente el fundamento real de esa representación. Hemos visto experimentos patéticos tratando de llevar el Congreso en pleno de pueblo en pueblo, la Mesa Directiva se va en peregrinaje a sesionar a las provincias, se han abierto oficinas parlamentarias en cada región, y por último se han aumentado el sueldo mediante la figura de los "gastos de representación" para que cada congresista -supuestamente- viaje a los pueblos a mantenerse en contacto con la población. En resumidas cuentas, estamos en el limbo en cuanto se refiere a representación política. ¿No saben estos señores que la capital de la República es Lima, que la sede del gobierno está en Lima, que el edificio del Congreso está en Lima, y que nada de esto significa "centralismo"? En cualquier lugar del mundo civilizado el representante político tiene que viajar y constituirse en la sede del parlamento para ejercer su labor. Ese es el sentido de ser un "representante". Funciona igual que un organismo que debe llevar todas las señales al cerebro. Y en ese sentido, tal "centralismo" es una virtud del sistema.

Solo en un país repleto de confusos e idiotas políticos se les puede ocurrir llevar todo el Congreso de pueblo en pueblo, cual si fuera un circo. Y en medio de tanta ignorancia y confusión se escucha de todo en el debate. Por ejemplo, unos hablan de "descentralizar la representación congresal". Nadie sabe qué podría ser eso en el cerebro de estos congresistas. Lo cierto es que están empleando el desconcierto para montar sus propios argumentos tirados de los pelos, en aras de simplemente aprovecharse y llenar sus bolsillos tanto como puedan, que es para lo que entraron allí sin saber nada de nada. 

Los famosos "gastos de representación" son en realidad gastos de campaña para la reelección. He tenido ocasión de encontrarme varias veces con congresistas que acuden a las principales fiestas patronales de las provincias. Algunos no se pierden una. Llegan en su camioneta 4X4 rodeados de una corte de adulones. Anuncian su presencia para luego subir al estrado y coger el micrófono, cual estrellas de cine, para dar su saludo fraterno a la provincia, recordando que las puertas de su oficina están siempre abiertas cuando quieran. A continuación son agasajados y tratados como celebridades, ubicados en el "palco de honor", desde donde, con pose de emperador romano, aprecian la fiesta y la corrida de toros siempre protegidos por sus lentes oscuros de marca italiana. 

La información recogida por la prensa da cuenta de que en los gastos de representación se consignan juguetes para niños en navidad, obsequios por padrinazgos, donativos para una plaza, aportes para las ollas comunes de los manifestantes antimineros y cosas así. Además, claro, de boletas de gasolina, restaurantes, hoteles y otros. En buena cuenta, el pueblo peruano solventa con sus impuestos no solo la gran vida de estos parásitos incompetentes sino que además solventamos sus campañas y sus partidos. Peor aún: ¡a algunos se les paga para socavar el sistema democrático representativo!

Tenemos representantes de izquierda que, fieles a su mentalidad pervertida, aborrecen este tipo de representación y pugnan por implantar un sistema político de participación directa, mediante bases políticas, tal como ha ocurrido en Bolivia. Así que entre los rojos que no quieren democracia representativa y los ignorantes que ignoran lo que es representación política, la democracia peruana se va por el desagüe. Todo esto es consecuencia de que en la Constitución del 93 no se quiso discutir seriamente el sistema de representación política democrática del país. Por consiguiente no se dotó al país de un Congreso apropiado, que encarne un sistema claramente previsto y capaz de articularse con la población y con el Estado. El resultado fue el mamarracho parlamentario que hoy padecemos. Ya es hora de corregir esto. 

domingo, 16 de diciembre de 2012

Depardieu acusa al gobierno socialista y se va!



Miguel Mora, Paris.

El actor francés Gérard Depardieu, indignado por las críticas recibidas después de que se supiera que traslada su residencia a Bélgica por razones fiscales, ha decido renunciar a su pasaporte y a la tarjeta de la seguridad social -“que nunca he utilizado”-, según afirma en una carta abierta publicada hoy por Le Journal du Dimanche y dirigida al primer ministro, Jean-Marc Ayrault. Depardieu afirma que “desgraciadamente" ya no tiene nada más que hacer en Francia y que, aunque seguirá “amando” a los franceses, se va del país porque los socialistas "consideran que el éxito, la creación, el talento, y en realidad la diferencia, tienen que sancionarse".

 Ayrault criticó esta semana en términos muy duros a Depardieu, diciendo que era “despreciable” que el actor, de 64 años, fijase su residencia en el pueblo belga de Néchin, a un kilómetro de la frontera francesa, donde se ha comprado una casa y donde viven un 28% de franceses, muchos de ellos por razones fiscales.
“Ya no tenemos la misma patria”, escribe Depardieu en su carta, “soy un verdadero europeo, un ciudadano del mundo como me lo inculcó siempre mi padre". Con 42 años de carrera y 170 películas, el actor, una de las glorias del cine francés, recuerda que empezó a trabajar a los 14 años en una imprenta, luego como mozo de almacén, después como artista, y que siempre ha pagado sus impuestos: “¿Quién es usted para juzgarme así?”, pregunta.

 “Yo no me meto con los que tienen colesterol, hipertensión, diabetes o demasiado alcohol, o contra los que se duermen cuando van en moto: soy uno de ellos, como tanto les gusta repetirlo a sus queridos medios de comunicación", añade Depardieu, antes de concluir que no ha "matado nunca a nadie" ni desmerece como empresario que da trabajo a 80 personas. El actor, que ha puesto en venta el lujoso dúplex con jardín de 1.800 metros cuadrados del distrito VI de París por 50 millones de euros, explica también que sus razones para cambiar de residencia "son numerosas e íntimas" y se queja de que personas “más ilustres” que él "se han expatriado o se han ido" de Francia sin que haya habido “la misma saña” contra ellos.

El presidente François Hollande anunció durante la campaña para su elección -durante la cual Depardieu apoyó a su rival, el conservador Nicolas Sarkozy- que crearía un impuesto del 75 % para las rentas superiores al millón de euros, y aunque la medida todavía no se ha aprobado su Gobierno ha subido los impuestos a los más ricos y eliminado diversas exenciones fiscales que favorecían a los grandes patrimonios.

Depardieu afirma que en 2012 ha pagado el 85% de impuestos sobre sus ingresos y que en 45 años de trabajo ha pagado 145 millones de euros, y concluye: “A pesar de mis excesos, mi apetito y mi amor por la vida, yo soy un ser libre, Monsieur, y seguiré siendo educado”.

Que ironia leer hoy al socialista Enrique Bernales reclamar al gobierno su falta de apoyo a la cultura. Este preocupado izquierdista creo se referia a esa "cultura" socialista que el Estado determina, como en la Francia del actual presidente Hollande. La izquierda no entiende que la cultura no florece por decreto, sin embargo se nutre de la libertad, otra de las razones por las que el actor frances Gerard Depardieu se marcho de la actual Francia.  

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miércoles, 12 de diciembre de 2012

La revocatoria de Villarán va


Una nueva campaña a favor de Susana Villarán acaba de tener inicio con el nombrecito cursi de "Rostros y voces por el No y en defensa de Lima", encabezada por la ex congresista Anel Townsend. Desde ya debemos señalar el truco publicitario con que se busca engañar a la gente cuando se habla de "la defensa de Lima". Los artilugios empleados por el equipo de campaña de la alcaldesa se han esforzado en tratar de confundir a la gente, haciéndoles creer que tras la revocatoria no hay más que mafias tenebrosas y enemigos de la ciudad que pretenden paralizar Lima. Nada más falso.

Recurrir a la mentira es lo único que le queda a esta inoperante gestión edilicia, que es objetivamente la peor que hemos visto en los últimos 50 años. La pobre Anel Townsend solo ha podido tartamudear y sudar en la televisión ante la pregunta de Milagros Leiva: "¿por qué no revocar a Susana Villarán?". Solo atinó a mencionar una supuesta gran obra llamada "la casa de la mujer" donde se dará auxilio a mujeres golpeadas. Las entrevistas de Anel Townsend en los medios de izquierda resaltan por su ausencia de ideas claras. Usa la misma retórica hueca y los tópicos comunes de la izquierda progre municipal, haciendo referencia a la honestidad de Villarán y a su compromiso con los más pobres. Si así será la defensa de Villarán y de su comparsa de inútiles no necesitarán buenos rostros y buena voz sino algunos vendedores de sebo de culebra del Mercado Central.

Nadie podría defender honestamente la gestión de Villarán. En dos años solo tiene grandes anuncios, promesas a futuro, retórica social, obritas ridículas como escaleras en los cerros y muros de contención. Su tan cacareada "reforma del transporte" es básicamente un psicosocial armado con pura retórica. En los hechos no hay nada. La reciente reinscripción de taxis es un claro ejemplo del nivel de desvarío en el que trabajan en la MML, pues nada ha cambiado en el panorama de taxis. No basta que los taxistas se inscriban y registren los vehículos en un padrón municipal para que la realidad de la ciudad cambie y el servicio de taxis sea "formal". Esta es una estúpida visión de los problemas y de las soluciones.

El equipo de Villarán carece también de un enfoque realista sobre el problema del transporte público. Su solución consiste en transformar genéticamente a los actuales transportistas y convertirlos en seres nuevos, en empresarios que una vez renovados mentalmente podrán reiniciar su actividad agrupados en consorcios. En pocas palabras, es la misma visión comunista del "nuevo hombre" y de la "transformación social" a través de una nueva conciencia de clase. Ya podemos esperar sentados que semejante experimento social funcione. Mientras tanto tendremos que soportar no solo el caos sino la retórica de transformaciones futuras.

A los alcaldes se les recuerda por sus obras. A Belmont se le agradece la gran cantidad de pasos a desnivel que modernizaron Lima, como el del óvalo de Los Cabitos y el tremendo intercambio vial de Javier Prado - Evitamiento - Panamericana. Hubiera podido hacer la vía expresa de Javier Prado si Fujimori no le quita los recursos. Pero lo hizo Andrade, a quien también se le agradece la recuperación del centro de Lima tomada por los ambulantes durante décadas, y que fueron desalojados sin un solo muerto. A Castañeda se le recordará también por la gran cantidad de infraestructura urbana que modernizó Lima y por lo que le ha dejado a Villarán, pues ella solo está aprovechando obras de Castañeda. Pero la verdad es que Susana Villarán carece de la macro visión que se requiere para una gran ciudad capital. Villarán está enfocada en los cerros de la periferia, en el apoyo a los más pobres, a las mujeres, a los gays, etc. 

No hay nada de malo con la caridad y la beneficencia. El problema es que a Villarán no la eligieron para hacer caridad ni beneficencia, y menos con el dinero público. El alcalde de Lima tiene que enfocarse en los más graves problemas de la ciudad capital y resolverlos con realismo y eficacia. Villarán ha paralizado las obras de infraestructura urbana que Lima requiere con urgencia. Todavía existen muchos cruces que esperan ser convertidos en pasos a desnivel o realizar pistas elevadas. El proyecto de elevar la Av. Javier Prado a lo largo de todo San Isidro y conectarlo a La Marina ha sido dejado de lado, como todos los demás proyectos que están simplemente encarpetados. Lima necesita obras de esa envergadura. Y Villarán no da la talla. 

La revocatoria es una acción legítima y plenamente justificada en este caso. No se requiere, como afirman, una gestión corrupta. Basta comprobar la incapacidad de la gestión en su conjunto, pues no se trata solo de Villarán. Cualquier inepto podría tener una gran gestión si tiene un buen equipo detrás, pero no es el caso de Villarán. Todo su equipo padece de una incompetencia patética, rayana en la imbecilidad, siendo los casos más notables los de Eduardo Zegarra y Marisa Glave. No en vano este equipo es responsable de la masacre de La Parada, que es la mayor vergüenza que puede cargar una gestión edil, superando incluso la humillación de La Herradura. Como han dicho por allí, esta gestión municipal es la única que tiene en su haber 4 muertos. Y nadie ha renunciado ni ha sido despedido.

La revocatoria no paralizará Lima porque Lima ya está paralizada. Lo que hará la revocatoria es devolverle algo de dignidad a una ciudad que no se merece el engaño y la desidia de este equipo de segunda. Será un merecido castigo por la vergüenza internacional de La Parada, por los saqueos de Gamarra, y por los días de gran ansiedad que toda la ciudad vivió mientras la alcaldesa estaba en Nueva York. La revocatoria es un acto de dignidad y de rechazo a la improvisación, a la desidia, a la retórica, a las poses de buen samaritano, al engaño de los taxis, etc. Pero sobre todo será una buena advertencia para que nunca más se vuelva a presentar una pandilla de incapaces a tratar de gestionar nuestra ciudad sin tener ni planes ni ideas. Nos la jugaremos con las consecuencias que traiga, y lo haremos sin miedo porque en este momento da exactamente lo mismo que no haya nadie en el Municipio.


martes, 11 de diciembre de 2012

¿Por qué soy de derecha?


Si no es en Estados Unidos, ser de derecha es casi un sacrilegio. Lo es en gran parte de Europa, pero sobre todo en América Latina. En España, por ejemplo, los que no son de izquierdas, son tachados de fachos o franquistas. En Escandinavia -el caso que tengo más presente es Suecia, con el inmortal "casi Cristo" Olof Palme- es un "deber moral" ser socialista. En América Latina ser de derecha es sinónimo de imperialista, neoliberal, conservador, iluminati, sirviente del Maligno, discapacitado moral. En Estados Unidos, ser de derecha, sobre todo republicano, significa anteponer la libertad individual antes que otra cosa, es ser anticomunista, ser un americano auténtico.

Casos concretos. En Chile ser de derecha es significado de ser pinochetista, extrañar al general que depuso a Allende, sin importar que la Concertación -es decir, los gobiernos socialistas que mantuvieron el poder por catorce años hasta la reciente victoria de Sebastián Piñera- haya sido más bien liberal, no tan socialista porque, les guste o no, mantuvieron el modelo económico impuesto por Pinochet, y eso fue lo que catapultó a Chile a ser el país latinoamericano más cercano al desarrollo. En México ser de derecha es apoyar al PAN, un partido conservador pero que en lo económico es estatista y que tiene temor a tocar a PEMEX por el tema de la soberanía -sea lo que sea esa mentada cosa-, y que a pesar de estos coqueteos -si no es que idilios- con la retórica de la izquierda, sea considerado como un partido de capitalistas salvajes. Es curioso, porque lo que la Concertación hizo en Chile, en México sería neoliberalismo puro, pero seguimos diciendo que el caso chileno es un éxito para la izquierda. La derecha de México está a la izquierda de las derechas del mundo y la socialdemocracia europea está a la derecha de la derecha mejicana.

¿Y qué es la derecha? Quién sabe. En teoría, ser liberal y nada más que eso. Ser liberal implica estar en contra del control del Estado y abogar por la libertad económica, basada en la propiedad privada, y la social. ¿Y por qué soy de derecha? Porque me da la impresión de que la gente de izquierda está enojada todo el tiempo, vive con odios y envidias, mientras los de derecha solo trabajan y son más felices.

La gente de izquierda siempre tiene algo de qué quejarse aunque pasen por el mejor momento de su existencia. Los de izquierda tienen una tendencia bastante cómica a la paranoia, viendo amenazas del Imperio, el Capital, las Corporaciones, las Transnacionales, los transgénicos, la oligarquía, los empresarios sin escrúpulos, etc. Donde hay un izquierdista, hay una mala cara. Que si la iglesia -en todo su derecho de libre expresión- emite un juicio, hay protestas por intolerancia, homofobia, sodomía y demás yerbas. Que si una cadena multinacional compró un almacén mexicano que generaba pocos ingresos, hay globalifóbicos diciendo no sé qué de la calentación global (Paulina Rubio dixit), las focas bebé y la explotación capitalista. Que si en Estados Unidos volvieron los republicanos, hay personajes presagiando un nuevo holocausto. Que si la derecha gana unas elecciones presidenciales, hay calles infestadas de gente que, cartel del Che Guevara y Marx en mano, aseguran que se acabó la soberanía y que se ha hipotecado la nación a los intereses del imperio. Que si algún científico experimenta con unos granos de elote -choclo, maíz, como le digan-, entonces en cincuenta años todos mutaremos y seremos el país número uno en (insertar aquí enfermedad mortal, la que sea). Que si unos indígenas se volvieron empresarios y salieron de pobres, es porque alguien corrompió el espíritu originario de la nación profunda. Que si el gato techero no maulló, es que la derecha hizo de las suyas de nuevo.

Hay en esta división izquierda/derecha algo de hemiplejia moral. Muchas izquierdas en la actualidad tienen posiciones políticas, económicas y sociales que hubieran sido consideradas ultracapitalistas hace unos años. Lo mismo sucede con las derechas que dejaron el conservadurismo atrás. Es por eso que los liberales preferimos vivir sin esas etiquetas y ser simplemente liberales.

Tras la farsa de los DDHH


Los derechos humanos se han convertido en un tópico recurrente en la izquierda peruana, en particular entre los agitadores y terroristas que hoy visten de gala para sus ceremonias anuales de premiación. La tristemente célebre Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, más conocida como CNDDHH, antro comunista donde se practica la defensa legal de terroristas y agitadores de izquierda, ha desplegado la alfombra roja en el Salón de los Espejos, no del Palacio de Versalles sino de la Municipalidad de Lima, para entregar sus premios anuales. En esta ocasión han tenido la desfachatez de premiar al emerretista Francisco Soberón y a un joven e irresponsable agitador antiminero que se encargaba de envenenar el ambiente en Cajamarca con mentiras durante el conflicto contra el proyecto Conga.

Pero además no han desperdiciado la ocasión para otorgar una distinción, no se sabe a santo de qué, al padre de un muchacho que murió en una comisaría, luego de protagonizar imprudentes escenas de violencia contra los policías que trataban de arrestarlo. Basta morir en una intervención policial para que el muerto sea limpiado de todo cargo y culpa, convertido en víctima y responsabilizar por todo a la policía. Este el típico perfil manipulador, hipócrita y desvergonzado con que actúan estas agencias comunistas disfrazadas de organizaciones de DDHH. 

La verdadera misión de estas organizaciones comunistas es emplear la fachada de los DDHH para proseguir la misma lucha de siempre contra el Estado peruano. No han cambiado nunca sus metas. Siguen con la intención de destruir la democracia representativa, derribar al gobierno y tomar el poder a través de la agitación social para constituir una dictadura totalitaria de estilo cubano-venezolano. En la mente pervertida de todo izquierdista no ha dejado de existir el concepto de "revolución". No importa cuál sea hoy el discurso, la fachada y el logotipo. Su verdadera naturaleza es la de una organización comunista.

Estas organizaciones (que antes eran partidos y hoy funcionan como ONGs) ya no proclaman abiertamente la lucha armada, pero no han dejado de lado la lucha, es solo que hoy la llaman "lucha social". Al parecer, tras la decepción de Ollanta Humala, han perdido la esperanza de ganar el poder electoralmente y están más dispuestos a hacerlo mediante la violencia social. No siempre están armados como guerrilleros o terroristas. Han reducido la intensidad de su lucha, han cambiado de manuales y hoy actúan bajo la modalidad de agitadores sociales. No disparan balas pero arrojan piedras, no derriban torres de alta tensión pero bloquean carreteras, no dinamitan locales públicos pero los incendian previo saqueo. Los modernos agitadores sociales no le temen a la policía porque la moral de esta ha sido diezmada con amenazas legales impuestas por las ONGs de DDHH.

La izquierda ha sido muy hábil para trasladarle toda la responsabilidad de las muertes al Estado y las fuerzas del orden. Es la izquierda la que provoca los enfrentamientos y se desborda en el vandalismo azuzando a las masas con total irresponsabilidad, buscando adrede la respuesta policial para luego aun enfrentarla incluso a balazos. Cuando los muertos aparecen se acumulan todos en la cuenta del gobierno. Lo mismo hizo la CVR para contabilizar las muertes cargadas al Estado peruano, en una proporción que es casi la mitad de las víctimas totales del terrorismo de izquierda en los 80. 

No hay que bajar la guardia en la tarea de desenmascarar a estas agencias del terror disfrazadas de ONGs de DDHH. Se llenan la boca con los derechos humanos tan solo para defender a los vándalos y agitadores de izquierda, a quienes llaman con harto cinismo "luchadores sociales". Con su discurso de DDHH se oponen a las leyes que tratan de normar el derecho de protesta llamándolas "criminalización de la protesta", como si no fueran efectivamente criminales en los hechos. 

Desde luego, estas ONGs de DDHH nunca condenan la brutal represión que practican los regímenes totalitarios que ellos defienden, como son los casos de Cuba, Venezuela y Ecuador, donde los ciudadanos son arrestados sin juicio y sometidos a tortura o vejámenes inaceptables en un Estado de Derecho, y donde además existen presos políticos, presos de conciencia y numerosos auto exiliados que tuvieron que huir de su patria para salvar sus vidas, aunque han perdido sus propiedades a manos del tirano de turno.

No caigamos pues en la inocencia de creer que estas ONGs de DDHH son realmente lo que aparentan. En los hechos son agencias comunistas cuya única misión es proseguir la lucha armada por otros medios. Se han adueñado del discurso del los derechos y del medio ambiente para usarlos a su conveniencia. Pero son, sin ninguna duda, agencias legales de la izquierda violentista para la protección de agitadores y terroristas.


lunes, 10 de diciembre de 2012

Las CADE ya no son como las de antes


Por José Barba Caballero
Fuente: Correo


Que me disculpen mis amigos empresarios, pero creo que en Arequipa hicieron un papelón. Sin que nadie se los pida, se insultaron a sí mismos, se flagelaron y concluyeron aceptando la percepción ciudadana que los considera fríos, deshonestos, oportunistas y sin credibilidad. ¿Qué pasó? ¿Los habrán amenazado, drogado o hipnotizado? Quizá, porque de otra manera no se explica esta exhibición de sadomasoquismo.
Estos empresarios, que al parecer han sido víctimas del credo de la inmoralidad del "yo" y de la bajeza del interés personal, necesitan con urgencia de un "coach" internacional experto en autoestima. ¿Acaso han olvidado que la ley fundamental de la economía es la de la oferta y la demanda, y que el motor de la sociedad es el empresario? ¿Acaso han olvidado que el 80% de la inversión es privada y que sin esta acción de fe volveríamos a ser un país del cuarto mundo? ¿Acaso han olvidado que no puede estar exento de méritos quien sigue creyendo e invirtiendo en un país como el nuestro? Lo que más caracteriza la actividad empresarial es la incertidumbre y la crueldad del mercado: si algo falla, ya sea un cambio de gustos en los clientes o un error en los costos, lo que sigue es el déficit y la subsiguiente quiebra. Si es cierto que todo oficio tiene su cuco, ninguno los tiene tan en abundancia como el de empresario: copistas, impuestos, competencia desleal, huelgas, insumos, energía, y todavía un Estado que lo enreda todo, son algunos de los fantasmas que nunca dejan de rondarlos. Si a esto le agregamos los imponderables de siempre: fenómeno del Niño, terremotos y otros males comunes como el rapto, el chantaje y la coima nuestra de cada día, llegaremos a la conclusión que ser empresario no es un lecho de rosas.
Coincido con los rojos y caviares en que la caridad no es una de sus virtudes; pero esta no es su chamba. Nadie que crea una empresa lo hace para su vecino sino para sí. La motivación tampoco es la caridad ni nada que se le parezca, sino el beneficio. Afortunadamente, la dialéctica del mercado es tal, que el que crece y se enriquece beneficia a todos. Por esto la cultura empresarial es el mayor valor agregado de un país. Si un empresario quiere simpatías y aplausos, debe retirarse del mercado e ingresar a la política o al circo.

domingo, 9 de diciembre de 2012

La desesperación de Villarán


Susana Villarán y sus amigos de la progresía y caviarada limeña han hecho lo posible por recuperar algo de imagen pública. Y lo han hecho mediante psicosociales montados a través de la prensa chicha de izquierda. La manipulación de las voluntades se expresa en frases como "Estás a favor de Lima o de la corrupción". También suelen engañar a los incautos con anuncios fabulosos como "Lima no puede parar", como si alguna vez la hubieran puesto en movimiento. Otra frase de escándalo es la que anuncia un futuro fabuloso: la reforma del transporte.

Uno de los cuentos favoritos de Susana Villarán ha sido amenazar a los incautos ciudadanos con la suspensión de la mítica reforma del transporte. En toda encuesta sale a flote que la ciudadanía espera con ansias una reforma del caótico transporte público de la ciudad. Por desgracia, las esperanzas en que Villarán resuelva este drama son ilusorias. Todo el valet de ineptos con que Villarán llegó al Municipio carece de la más remota idea de cómo se puede resolver el problema del transporte. 

Lo que han hecho es gastar en costosos estudios y en proyectos absurdos como el tratar de reformar el transporte mediante el cambio de ADN de los transportistas. Lo que sueñan los caviares es transformar la personalidad, la mentalidad e idiosincrasia de los transportistas para que dejen de ser los caóticos e informales conductores de hoy y convertirse en ejemplares empresarios que cumplen la ley.

Ya es tiempo de anunciarles a los limeños que no esperen absolutamente nada de la famosa reforma del transporte. Eso no es más que un psicosocial. No hay ninguna reforma. Así como no se puede hacer reformas vistiendo de frac a las ratas de La Parada tampoco se puede hacer reformas disfrazando a los improvisados transportistas que hoy tienen a su cargo el caos de la ciudad.

La revocatoria de Susana Villarán no solo se justifica porque ha paralizado las obras fundamentales de infraestructura que la ciudad requiere con urgencia, sino porque se ha dedicado a cuestiones triviales que bien pueden ser manejados por personal de tercer nivel, como el control de Mesa Redonda. Lima necesita un alcalde que resuelva las necesidades más urgentes de la capital. Y estas no son ciertamente escaleras en los cerros. Se requieren varios pasos a desnivel en la ciudad que esta gestión ni siquiera ha puesto en la mira. 

Por todo esto, la revocatoria es una oportunidad para echar a los incompetentes que se metieron a una contienda electoral sin tener la capacidad de gestión que el reto implica Que se vayan todos!

domingo, 2 de diciembre de 2012

ZURDOS USANDO LA DERECHA!!


Nicolas Turdo/ LIBRE

Camila Vallejo, adalid del retraso y la tiranía, utiliza, sin que se le caiga la cara de la vergüenza, todos los recursos habituales que la tecnología del mundo libre pone a su disposición. Una vez más, la líder comunista chilena Camila Vallejo esta en el centro de la escena. Esta vez es debido a la organización del concierto por los 100 años del Partido Comunista de Chile.

Mientras en Corea del Norte y Cuba los ciudadanos hacen desfiles y marchas obligatorias, los jóvenes comunistas chilenos organizan este recital haciendo uso, claro y en su máxima expresión, del derecho a la libertad y a la búsqueda de su propia felicidad. En ese sentido, publicaron un spot que prepararon del recital que esta subido a la página web norteamericana You Tube, filmado en alta definición (1080p) y hasta puede ser visto en 3D. En el mismo, se puede observar que esta realizado en un muy tecnológico estudio de filmación, con un impresionante set de luces marca Bromberg.

Paradójicamente, ¡NO!, la entrada no es gratis… Al fin del al cabo parece que la fiesta gratis no existe: sale 6.000 pesos chilenos (unos US$12). Pero lo más interesante es que esas entradas, aparte de tener algunos puntos de venta físicos, también se pueden comprar desde una PC con Windows a través de la página, igualmente norteamericana, ¡Ticketek! El recital esta siendo difundido por la mayoría de las redes sociales, tales como Twitter, Facebook y Google+. En otras palabras, esta adalid del retraso comunista y la tiranía roja utiliza, sin que se le caiga la cara de la vergüenza, todos los recursos habituales que la tecnología del mundo libre y que el capitalismo pone a su disposición. O sea, es parte del mercado libre que combate.

Pues bien, ¿a dónde quiero centrarme con todo esto? Por supuesto, no me importa que festejen los 100 años de su partido, aunque sea el responsable del genocidio de más de 100 millones de personas alrededor del mundo. Lo que reprocho si es el descaro de ellos cada vez que hablan en contra del capitalismo y del libre mercado, cada vez que piden el fin del modelo económico liberal que garantiza el progreso, cada vez que se llenan la boca hablando mal de su presidente Piñera, cada vez que maldicen la inventiva e iniciativa privada que da empleo a la población y sustento al Estado. Una vez mas quedó en evidencia que hasta los supuestos defensores del comunismo (que no viven ni en Cuba, ni en Corea del Norte, ni siquiera en China), necesitan los inventos del capitalismo para subsistir.

www.libertadyresponsabilidad.org

Ese rostro carismático zurdo, no hay en Perú, sin embargo existe una camarilla caviar marxista que en su funesto accionar procede apegado a la misma estrategia, cual es, pregonar el socialismo usando para tal efecto casi todos los medios a su alcance son instrumentos creados por el capitalismo norteamericano que ellos detestan. A diferencia con Chile, en Perú se está gestando una Nueva DERECHA de características muy propias, la cual tarde que temprano parirá líderes jóvenes con tanto o más carisma y conocimiento que la retrógrada comunista Camila Vallejo.

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sábado, 1 de diciembre de 2012

La verdad sobre el cuento rojo de las esterilizaciones forzadas


Por María Cecilia Villegas
Fuente: Correo


Las mal llamadas "esterilizaciones forzadas" vuelven a escena con innegable carga política. Contribuyen opinólogos, activistas y periodistas que abordan el tema con absoluta desinformación y ligereza. Jorge Bruce ha sostenido: "Está demostrado fehacientemente que se trató de una política sistemática de esterilización forzada". ¿Alguna autoridad judicial lo ha declarado así? Monseñor Bambarén dijo recientemente :"En la selva desaparecieron etnias pequeñas a raíz de las esterilizaciones". ¿Qué etnia ha desaparecido? Quienes en la campaña del 2011 denunciaron "300,000 esterilizaciones forzadas", hoy sostienen que son 1500 y solo 150 probadas.

El MINSA implementó el Programa de Salud Reproductiva y Planificación Familiar entre 1996-2000. El programa proveía gratuitamente métodos anticonceptivos a 850,000 familias al año. En 1997 se realizaron 109,000 AQV (ligaduras), representando el 13% del total de métodos usados. El 33.6% de las mujeres atendidas usaba inyecciones Depo-Provera, 20% píldora, 16% DIU (TdeCobre) y 12% condones. En 1998 el uso de Depo-Provera aumentó a 40%, la píldora a 24%, y los condones a 14%, mientras que AQV cayó a 3% del total.

¿De qué "política pública de esterilización forzada" hablan si en el año que más AQV se realizaron estas representaron el 13% de todos los métodos elegidos por las mujeres? Más aun, de acuerdo con la ENDES 2000, el 81% de las mujeres que se sometieron a una AQV estaban satisfechas con su decisión. El 94.4% de la población rural declaró saber que era un método permanente.

El programa incrementó el acceso a los servicios de salud reproductiva. Como resultado, el uso de métodos modernos aumentó de 31% en 1992 a 51% en el 2000, la mortalidad materna se redujo de 265x100,000 en 1996 a 185 en 2000 y la mortalidad infantil de 43 x1000 en 1996 a 33 en 2000.

La Defensoría investigó el programa -emitiendo 4 informes- y encontró irregularidades en su implementación. Entre ellas, fallas de métodos anticonceptivos, consentimientos firmados en formato distinto al establecido por ley, ausencia del periodo de reflexión en AQV, maltrato del personal médico, fallecimiento y AQV sin consentimiento. El Informe 69 (2002) analizó 773 quejas, 35 por esterilizaciones sin consentimiento entre 1996-2000 (10 declaradas infundadas). Además, investigaron 26 quejas por esterilizaciones sin consentimiento ocurridas en el 2001 y 2002 después de cancelado el programa. ¿Esto significa que en el gobierno de Toledo también hubo una política pública de esterilización forzada?

El objetivo del programa fue mejorar las condiciones de salud en los segmentos marginados de la sociedad, dándosele énfasis a la población de la sierra por la desigualdad que existía en el acceso a los servicios de salud y en los indicadores. Ocurrieron 18 muertes y cerca de 150 casos donde médicos irresponsables realizaron AQV sin consentimiento. Estos representan el 0.05% del total de las AQV realizadas. Estos casos son inaceptables y los médicos responsables fueron llevados a la justicia. Ninguna mujer puede ser obligada a hacer nada contra su voluntad, ni a esterilizarse, ni a tener un hijo ni a abortar. Quien lo haga debe ser juzgado y condenado.

Aquí muestro evidencia de los resultados de una política pública. Es así como estas deben decidirse y evaluarse. Estamos plagados de mediocres opinólogos con ínfulas de experticia en políticas públicas, de políticos y activistas irresponsables que utilizan el dolor de las familias afectadas. Estamos acostumbrados a la mediocridad y la mentira, esa es la mayor lacra del Perú.