viernes, 2 de noviembre de 2012

El gran mito de Susana Villarán


En política nada es más fácil que montar un mito a base de retórica, en especial si tienes los medios a tu disposición. Es lo que hacen los gobiernos totalitarios comunistas para convencer a las masas de que están transitando por el camino correcto y que las maravillas de un mundo mejor están cerca. En Cuba usaron ese mensaje durante más de medio siglo a pesar de que se hundían más en la miseria. En Corea del Norte la gente ni siquiera sabe cómo es el mundo real y viven convencidos de que la miseria es un estado natural de la existencia humana. Peor aún, creen que están bien gracias a los mensajes del régimen.

Algo similar viene ocurriendo en Lima donde una corte de periodistas mermeleros se ha dedicado a montar el espejismo de Susana Villarán, tratando de hacernos creer que estamos frente a una gran gestión. Nada es más falso que eso. Todo lo que tenemos hoy en los hechos es una ciudad más patética que hace 2 años. Y lo que es peor: las obras han desaparecido de la visión de la gente. Más allá de la retórica grandilocuente que nos llena de espectaculares anuncios, como la continuación de la Vía Expresa hasta San Juan de Miraflores, lo cierto es que no tenemos nada. Estamos en medio de uno de los más grandes psicosociales montados por la prensa de izquierda adicta a Susana Villarán.

Todos los días nos anuncian con bombos y platillos la famosa "reforma del transporte". Una reforma de la cual no tenemos nada en concreto, excepto un nuevo reglamento de tránsito que no ha servido para nada y unos paros de transporte que no se veían en décadas. Lo cierto y real es que las combis siguen circulando y con mayor descaro que antes, pues anteriormente no podían llevar pasajeros de pie. En cambio hoy no solo los llevan sino que la mayoría ha elevado sus techos e instalado un tubo. Ahora es corriente ver a las combis que deberían llevar 12 pasajeros cargando con 25 apretujados pasajeros. Esa ha sido la gran reforma del transporte en los hechos reales.

Las unidades viejas y destartaladas siguen circulando alegremente sin que nadie tenga la autoridad para retirarlas del servicio. Seguimos viendo jovenzuelos tatuados conduciendo su combi como si fuera su auto deportivo. Seguimos padeciendo a los conductores delincuentes que chocan, atropellan, matan y se dan a la fuga. En suma, para el ciudadano común y corriente no ha habido ni un solo cambio en el transporte público. Toda la aparente mejora está circunscrita a unas cuadras de Abancay donde se ha sembrado inspectores en cada cuadra. ¿Es eso una gran transformación del sistema?

Cambiar el caótico transporte de la ciudad pasa por retirar de inmediato a las combis y restringirlas a zonas de la periferia como alimentadoras de corto recorrido. Eso es lo mínimo que se podría esperar de una gestión que intenta poner orden en la ciudad y romper con las mafias municipales que por décadas han medrado del cobro de licencias indiscriminadas cada año, sin importarles para nada ni la clase ni el estado de la unidad. No podemos seguir tolerando combis que corretean en medio de la ciudad o unidades destartaladas que no podrían pasar una revisión técnica. ¿Cómo es que siguen circulando? ¡Por las mafias en el propio Municipio!

Tampoco tenemos por qué ofrecerles una solución de desempleo ni bonos de ninguna especie a estos transportistas. Es gente que ha aprovechado el caos del transporte por décadas sin interesarse por renovar su unidad. En el mundo real mucha gente se queda sin empleo y tiene que hallar nuevas formas de ganarse la vida por su propia cuenta. Ocurre todos los días. No hay razón para ser paternalistas con los transportistas. Basta con ofrecerles un plazo de advertencia de seis meses para que encuentren una nueva forma de vida. Es como actúa una verdadera autoridad. A las combis se les viene advirtiendo su salida de las calles hace más de una década; pero las mafias municipales siempre se han impuesto. Prefieren seguir cobrando a poner orden en la ciudad. Y esto no ha cambiado.

Nada se ha hecho pues por el transporte. Ni siquiera se han tenido ideas originales. A los pobres taxis se les sigue meciendo con el eterno cuento de la reinscripción que nunca sirvió para nada salvo para sacarles plata. Cada administración ha hecho su propia reinscripción y esta no ha sido diferente. No hay allí ninguna solución ni plan. La advenediza señorita nombrada en la Gerencia Municipal de Transporte, se ha limitado a organizar eventos de coordinación con los transportistas, es decir, con los mismos generadores del caos. Le han preguntado a ellos cómo resolver el problema, cuando la misión de la autoridad es diseñar una solución técnica para la ciudad e imponerla. Es obvio que entre los transportistas no habrá consenso y acabarán enfrentándose como lo están haciendo.

Entre tanto, el problema del transporte pasa también por la habilitación de vías y la solución de los cuellos de botella que existen en toda la ciudad. Se necesitan pasos a desnivel en varios puntos. Estas obras fueron paralizadas. Ante los reclamos de la ciudad los incapaces del municipio salieron con desdén a decir que quienes se quejaban eran los que ya no reciben las prebendas de antes, y que los reclamos eran por la falta de coimas porque ellos habían roto el círculo de la mafia. Con esa absurda mentalidad paralizaron las obras que la ciudad necesita con urgencia. Ya no vemos obras ejecutándose en la ciudad.

En resumen, la gestión de Susana Villarán no puede ofrecernos nada. A dos años de gestión no tiene nada que mostrar salvo dos hospitales de la Solidaridad, idea de la anterior gestión, y la continuación tardía de las grandes obras que dejó Castañeda, incluyendo el mercado de Santa Anita. Todo lo demás son obritas menores sin mayor trascendencia para las grandes necesidades de la ciudad. Susana Villarán se ha dedicado más a los gestos simbólicos, a las marchas, las ceremonias, los discursos, las asambleas y apoyos a causas extravagantes y progres. Mienten pues los periodistas mermeleros que hoy se desviven por mostrarla como una gran alcaldesa. Para colmo, si antes no había una causa flagrante para revocarla, hoy, después del desastre de La Parada, se tiene suficiente motivo para sacarla del cargo de inmediato pues ha demostrado no solo su incapacidad para gestionar sino hasta su irresponsabilidad al salir del país en un momento crucial para la ciudad. En el colmo de la desfachatez, la prensa mermelera pretende atribuirle a Susana Villarán el mérito de una actuación policial que ocurrió mientras ella estaba en Nueva York. Todo eso ha colmado la paciencia de los ciudadanos. 


2 comentarios:

  1. Dos años en la alcaldía y esta caviarona no hace ni una cochina obra. Encima se ha llenado de una manga de inútiles que le soban el lomo y con eso parasitan la Municipalidad.
    La prensa mermelera caviar, aquella que le consigue chamba a verdaderos travestis políticos como AAR y RMP, le miente al pueblo tratando de vender a una "exitosa" comadreja que por pura mezquindad atrasó el traslado a santa anita dos años.

    Miserable!!!!!!

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  2. A 2 años de alcaldía, Castañecore ya estaba robando de lo lindo con Comunicore, pero como es de derecha no digo nada, y no me importa que sea un delincuente porque soy seguidor de la frase "Que robe pero que haga".

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